Un equipo de científicos del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) en Guadalajara ha publicado el resultado de un trabajo que permite predecir qué pacientes con hepatitis crónica B pueden abandonar su tratamiento de por vida porque han logrado que sus células citotóxicas se han restaurado.
La investigación, publicada en la revista científica «Alimentary, Pharmacology and Therapeutics» plantea un modelo predictivo para seleccionar a aquellos pacientes que podrían suspender sin riesgos su tratamiento crónica para evitar la reactivación de la infección. Según el investigador principal de este proyecto, el doctor Juan Ramón Larrubia, especialista del área de Digestivo del Hospital Universitario de Guadalajara, «en este modelo son determinantes la duración de la infección y del tratamiento; la edad en que se inició el mismo para definir una regla de interrupción y el nivel de antigenemia viral». «Los resultados indican que los casos con alta probabilidad de tener células funcionales y que permitirían retirar el tratamiento serían pacientes con tratamiento prolongado que lo iniciaron jóvenes, con mayor duración de tratamiento y en los que el antígeno de superficie del virus de la hepatitis B es bajo», explica el profesor Larrubia.
Según este trabajo, de los pacientes que tienen más del 90 por ciento de probabilidad de tener restaurada esta respuesta celular citotóxica, la práctica totalidad alcanzaría la cura funcional o el control viral indefinido sin necesidad de seguir el tratamiento.
Hepatitis B es un problema de salud pública mundial
La retirada del tratamiento crónico implica una serie de ventajas ya que a la curación se le añade evitar posibles efectos secundarios asociados a los fármacos, como osteoporosis o insuficiencia renal. En la actualidad, la infección por virus de la hepatitis B es un problema de salud pública mundial y las muertes por cirrosis derivadas de la hepatitis B han aumentado un 36 por ciento en los últimos 20 años. El virus se transmite por contacto con sangre u otros fluidos de una persona infectada y, aunque en la mayoría de los casos la infección aguda se resuelve de forma espontánea pasados unos meses, en el 5 por ciento de los pacientes la infección se cronifica evolucionando a cirrosis y cáncer hepático.
Según el doctor Larrubia, la posibilidad de suspender el tratamiento crónico a determinados pacientes con hepatitis B también tiene un efecto social ya que «muchos de estos pacientes son personas de origen extranjero que tienen menos apoyo social y familiar y, por las características de su trabajo, tienen más dificultades para acudir a consultas para el seguimiento de su enfermedad».
Recordamos: La hepatitis B es una enfermedad que se puede evitar con vacunación preventiva. Niños y adultos deben vacunarse. En Argentina las 3 dósis de la vacuna para hepatitis B se aplican en cualquier vacunatorio del país gratuitamente
Edición : Hepatitis 2000