Los dolores de cabeza son malestares que presentan varias causas e intensidades. Muchas veces se identifican rápidamente las razones de tales dolores, como pasar demasiado tiempo frente a una pantalla o por las elevadas temperaturas de un lugar. Sin embargo, existen cefaleas que responden a causas más difíciles de descubrir. Es el caso de las cefaleas producidas por afecciones al hígado.
Los dolores de cabeza se suelen desarrollar en distintas zonas o puntos. Por ejemplo, ocurren presiones agudas en las sienes y en las zonas parietales y occipitales, además de irritaciones en los contornos de los ojos y el área frontal.
Si sumado a estos malestares, la persona observa que su lengua ha adquirido un tono blancuzco o amarillento, que pierde el apetito, empieza a desarrollar náuseas o siente presiones en el área abdominal, entonces deberá sospechar que sus cefaleas se producen por dificultades con el hígado.
Puede tratarse de intoxicaciones, congestiones o padecimientos más graves, por lo que siempre se recomienda visitar a un médico especialista antes que recurrir a la automedicación.
Debe tenerse en cuenta que los analgésicos y los medicamentos análogos no curarán el principal problema que esté padeciendo el hígado. Por el contrario, empeora su condición y, por ende, la intensidad de las cefaleas.
También debe subrayarse que muchas veces se confunden estos dolores de cabeza surgidos por afecciones hepáticas con síntomas premenstruales o estrés.
¿Existen soluciones contra estos malestares?
La primera recomendación ante este conjunto de síntomas es recurrir a profesionales de la salud para obtener un diagnóstico exacto.
Si los padecimientos fueran menores, como intoxicaciones temporales o ligeras congestiones, se sugiere adoptar una dieta baja en grasas saturadas y alta en vegetales y frutas. La edición Salud de Reviewbox aconseja una alimentación sustanciosa en vitaminas B1, B6, B12 y ácido fólico para que las enzimas hepáticas funcionen correctamente. Entre los alimentos destacados se encuentran los vegetales de hoja verde, las legumbres, los cereales integrales, frutos secos y los lácteos desnatados.
Además, según la SELF Nutrition Data, los resultados se potencian con el consumo de vinagre de manzana. Este fermentado frutal desintoxica el hígado y previene la aparición de ‘piedrecillas’ en dicho órgano.
La práctica de deportes también contribuye a la limpieza del hígado y, en consecuencia, a la reducción o eliminación de las cefaleas. Según estudios de la Journal of Hepatology, la práctica de ejercicios como el running o los aeróbicos entre 3 a 5 veces por semana aporta a la purificación hepática.
No debe olvidarse que, para optimizar los resultados, es crucial prescindir o disminuir el consumo de cigarrillos, de alcohol y de comidas altas en grasas saturadas y colorantes. Además debe ingerirse la menor cantidad posible de fármacos, pues repercuten directa y negativamente en el hígado.