Un estudio francés pone de manifiesto una mayor incidencia de este efecto secundario en personas coinfectadas por VIH y VHC
El tratamiento para el virus de la hepatitis C (VHC), basado en la combinación de interferón pegilado y ribavirina, se asocia con numerosos efectos secundarios cuya gravedad podría incrementarse en personas coinfectadas por VIH. Entre dichos efectos, se incluye la pérdida de peso, un efecto cuyo origen todavía es poco conocido, pero del que se sabe podrían intervenir múltiples factores en su desarrollo.
Los grandes ensayos de registro que compararon interferón pegilado y ribavirina con interferón estándar y ribavirina en personas monoinfectadas por VHC no comunicaron, entre los efectos secundarios, el grado y la duración de la pérdida de peso. En comparación con los pacientes monoinfectados por VHC, los coinfectados por VIH y VHC parecen tener una incidencia más elevada de pérdida de peso cuando toman el tratamiento combinado para la hepatitis C. Un estudio halló que un 76% de las personas coinfectadas por ambos virus y un 39% de las monoinfectadas por hepatitis C perdieron, como mínimo, un 5% de su peso anterior al tratamiento.
Con el fin de arrojar algo más de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores franceses de la Agencia Nacional de Investigaciones sobre el SIDA (ANRS, en sus siglas en francés) llevó a cabo un estudio para determinar la incidencia y los factores de riesgo de pérdida grave de peso, definida como un descenso igual o superior a un10%, en personas coinfectadas por VIH y VHC. Los participantes formaban parte del estudio ANRS HC02 RIBAVIC, un ensayo de distribución aleatoria y con grupo control que comparó interferón pegilado alfa-2a (Pegasys®) con interferón pegilado alfa-2b (PegIntron®), ambos en combinación con ribavirina, durante 48 semanas.
En el estudio se incluyó a 383 personas que recibieron, como mínimo, una dosis del tratamiento para el VHC. De ellas, 111 (28%) perdieron, al menos, un 10% de su peso basal durante el tratamiento para la hepatitis C. El tiempo medio entre el inicio del tratamiento y la aparición de la pérdida grave de peso fue de 26,4 semanas, y la gravedad se incrementó con la duración del tratamiento. Este hallazgo podría tener implicaciones importantes para algunas personas a las que se les recomienda una duración más larga de la terapia para la hepatitis C con el fin de conseguir una respuesta viral sostenida.
De las personas que tomaron, como mínimo, un 80% de las dosis totales planificadas, 74 (32,7%) experimentaron una pérdida grave de peso. En un análisis multivariable, se asociaron con este efecto secundario los siguientes factores: una edad superior a los 40 años (cociente de riesgo [CR]: 1,59; p = 0,016), el sexo femenino (CR: 1,59; p = 0,027), un índice de masa corporal (IMC) superior a 22 (CR: 1,72; p = 0,0069) y el uso de interferón pegilado alfa-2b (CR: 1,82; p = 0,0022).
Según los investigadores, en personas coinfectadas que reciben tratamiento tanto para el VIH como para el VHC, es difícil distinguir cuál es el papel concreto de las diferentes causas potenciales de pérdida de peso. En su opinión, uno de los principales factores de confusión es la lipoatrofia causada por la toxicidad mitocondrial de algunos medicamentos antirretrovirales. Los síntomas iniciales de toxicidad mitocondrial, entre los que se incluye la pérdida de peso, son, por lo general, difíciles de distinguir de los efectos secundarios comunes del tratamiento para la hepatitis C. En este estudio francés, la lipodistrofia se dio con más frecuencia en personas con pérdida de peso grave que en otros pacientes (26,1% frente a 17,6%; p = 0,0682), y ésta fue una de las principales manifestaciones clínicas de toxicidad mitocondrial sintomática en cinco personas con pérdida grave de peso.
Los expertos no hallaron una asociación entre el uso de la terapia antirretroviral y la pérdida de peso grave; sin embargo, las personas que tomaron regímenes que incluían un inhibidor de la transcriptasa inversa no análogo de nucleósido (ITINN) tuvieron menos probabilidades de experimentar este efecto secundario (CR: 0,62; p = 0,034).
El estudio también reveló que 58 personas con una pérdida de peso superior a un 5%, que persistió 24 semanas después de finalizar el tratamiento, tenían más probabilidades de estar tomando estavudina (d4T; Zerit®), lo que sugiere que la toxicidad mitocondrial podría desempeñar un papel en su desarrollo.
En sus conclusiones, los autores señalan: “Estos hallazgos muestran que la pérdida de peso grave es un efecto secundario frecuente del tratamiento para la hepatitis C en personas coinfectadas por VIH y VHC”, y añaden que los mecanismos que subyacen requieren ser todavía identificados.
Artículo reproducido por Hepatitis C 2000 bajo Creative Commons - Nota original
Fuente: Hivandhepatitis / Elaboración propia - Juanse Hernández - 04/2008
Referencia: Bani-Sadr F, Lapidus N, Melchior JC, et al. Severe weight loss in HIV / HCV-coinfected patients treated with interferon plus ribavirin: incidence and risk factors. Journal of Viral Hepatitis. 2008 (April);15(4): 255-260.
internet: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt). Barcelona (España). Con el apoyo de la Secretaría del Plan Nacional del SIDA. Ministerio de Sanidad y Consumo (España).