Uno de los pilares fundamentales de la calidad asistencial es la seguridad clínica, tanto real como percibida. Por eso, es básico que el paciente reciba un trato humano equiparable en calidad al asistencial.
"Investigar sobre seguridad de pacientes en el medio sanitario es como cortar una cebolla: cuanto más cortas, más capas te encuentras". Así refleja un experto en gestión de riesgos lo que puede dar de sí un asunto que cada vez se relaciona más con la calidad asistencial y con la propia autonomía del paciente. Juan Siso, subdirector general del Defensor del Paciente en la Comunidad de Madrid, no quiere ser alarmista con su metáfora, sino representar el carácter multifactorial y profundo que tiene la seguridad y la gestión de riesgos en el entorno sanitario.
Durante su intervención ayer en las IX Jornadas de la Fundación Signo, que se están celebrando en Murcia (ver DM del martes), Siso se ha puesto en la piel del paciente para abordar la evolución inseparable del concepto de medicina y de seguridad. Y lo ha hecho con los últimos datos sobre insatisfacción de los usuarios, encabezados por deficiencias de la propia organización sanitaria (18,5 por ciento), la demora asistencial (17,5) y la insatisfacción por el trato personal recibido (15,6). También con alta relevancia estadística aparecen quejas sobre los quebrantamientos de la Ley de Autonomía del Paciente (13,5), sobre las mejoras en centros y servicios (13,1) y sobre el entendimiento que los pacientes tienen sobre su seguridad (13,1). "Aquí hay que matizar que no es insatisfacción porque el paciente haya vivido una situación de riesgo, sino que ha tenido una inquietud por supuesta inseguridad", explica Siso.
"El paciente se siente agente de su propia salud. Antes era objeto de la atención sanitaria y ahora sujeto porque puede tomar decisiones propias en cuanto a su enfermedad; pero si es una persona sensata, esas decisiones no se tomarán unilateralmente, sino con ayuda del personal sanitario, que es el verdadero ejercicio de la autonomía".
La seguridad es una faceta plenamente ligada a la calidad asistencial; más aún, es uno de sus componentes, porque ya no se queda en una calidad científico-técnica. No dañar al paciente y buscar una utilización segura del medio sanitario sería el fondo de la cuestión, pero el daño no se produce solamente por la actividad del profesional sanitario, sino también por un conjunto de interacciones del que a veces no es ajeno el paciente.
"La necesaria toma conjunta de decisiones a veces se ve dificultada por un difícil entendimiento en el que intervienen numerosas causas, desde la posición personal del profesional sanitario, que puede estar influida por una escasez de medios o por un descontento de sus condiciones laborales, hasta la de los pacientes, que a veces tienen una percepción de medicina omnipotente o quieren utilizar los servicios como barra libre". En definitiva, el paciente percibe el ambiente de seguridad en su hospital o centro de salud casi tanto como el trato humano dispensado, mientras que antaño sólo se fijaba en el propio acto médico.
Diario Médico - Pilar Laguna. Murcia - 06/11/2008 – Leer la nota completa