La prevalencia de hepatitis C en las cárceles españolas ha disminuido casi un 20 por ciento en los últimos ocho años
Las mejoras en el diagnóstico, tratamiento y programas de prevención de la enfermedad, principales factores que han incidido en la reducción, según se destacó con motivo de la XI Jornada de la SESP.
La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) está considerada como un importante problema de salud pública que afecta a más de 170 millones de personas en el mundo, lo que representa el 2-3 por ciento de la población, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En España, uno de los sectores con mayor prevalencia de infectados por el VHC son los presos de las cárceles españolas "”según datos de la Subdirección General de Sanidad Penitencia"” donde aproximadamente el 30 por ciento de los reclusos está infectado por el virus C de la hepatitis, tal como se ha destacado durante la XI Jornada de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP).
"Cansancio, irritabilidad, depresión y alteraciones en los análisis de sangre: disminución de los leucocitos y plaquetas o anemia, son algunos de los efectos secundarios que se producen con más frecuencia", señaló el doctor Ricard Solá, jefe de la Sección de Hepatología del Hospital del Mar de Barcelona.
Sin embargo, "la proporción de personas infectadas por el VHC está en constante disminución en el medio penitenciario", apuntó el doctor Pablo Saiz de la Hoya, médico del Centro Penitenciario de Alicante I, en el marco del simposio, organizado por Roche, Tratamiento de la Hepatitis C Crónica: Un reto para la Sanidad Penitenciaria. Si en el año 1998 el 48,6 por ciento de la población penitenciaria estaba infectada, en 2006, la prevalencia ha disminuido casi un 20 por ciento, como consecuencia de las mejoras en el diagnóstico, tratamiento y programas de prevención de la enfermedad.
Para el doctor Solá, "los trastornos psiquiátricos y los hematológicos son las primeras barreras que encuentran los pacientes a la hora de iniciar el tratamiento, sin embargo, en los últimos años se ha trabajado mucho en estos dos campos y hoy en día se han logrado minimizar estos efectos". Con el fin de detectar cuanto antes a los pacientes con riesgo de padecer trastornos psiquiátricos se elaboran cuestionarios para reconocer los síntomas y se pone en marcha el tratamiento antidepresivo necesario.
El correcto diagnóstico y el éxito del tratamiento no serían realmente útiles sin un correcto seguimiento de la indicación terapéutica. De hecho para algunos pacientes de los centros penitenciarios, el hecho de llevar una vida marginal y con escaso acceso al sistema sanitario, su estancia en prisión suele ser "la primera oportunidad que les surge para optar al tratamiento", señaló el doctor Saiz de la Hoya.
Otro factor relevante que influye en la eficacia del tratamiento es la adherencia al mismo, con el objetivo de obtener una respuesta virológica sostenida. La estancia en un centro penitenciario permite una estrecha vigilancia de los efectos secundarios del paciente, lo que facilita la adherencia al mismo y permite establecer estrategias de tratamiento directamente observado (TDO).
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