Migración desde zonas de alta incidencia y mayor promiscuidad sexual estaría incidiendo en el aumento. Patología se puede prevenir con una vacuna
Se calcula que en el mundo hay unos 2.000 millones de personas infectadas por el virus de la Hepatitis B y más de 350 millones con infección hepática crónica. Cada año mueren unas 600.000 personas a causa de los efectos agudos o crónicos de la patología.
La mayor incidencia de hepatitis B se observa en regiones de Asia, África, norte de Sudamérica y Canadá. En Chile, se estima que el número de casos supera los 30.000.
El virus se transmite entre las personas por contacto directo de sangre a sangre o a través del semen o las secreciones vaginales de una persona infectada.
Los modos de transmisión son los mismos que los del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), pero el de la hepatitis es entre 50 y 100 veces más infeccioso, plantean los especialistas.
PACIENTES CRÓNICOS
Marco Arrese, hepatólogo de la Universidad Católica y director de la Asociación Chilena de Hepatología, dice que se advierte en el país un mayor número de contagiados y de pacientes crónicos de la patología.
El fenómeno podría estar relacionados con las conductas de mayor promiscuidad sexual, así como la migración de países que presentan la infección como un problema endémico, apunta.
"Generalmente la enfermedad manifiesta en forma aguda, dura menos de 6 meses y se recupera sin complicaciones, pero aproximadamente un 5% de los pacientes adultos desarrollan una forma crónica con la conocidas secuelas", detalla.
El problema más significativo para el especialista es cuando la infección permanece en el organismo y se torna crónica, porque puede derivar en cirrosis o cáncer hepático, además de continuar con el círculo de contagio.
Especial preocupación –indica- merece el traspaso vertical de madre a hijo ya que, el recién nacido no tiene el sistema inmunitario totalmente desarrollado y presenta un riesgo de hasta el 90% de que la infección se vuelva crónica.
INFECCIÓN AGUDA
Los pacientes pueden ser detectados por una infección aguda que suele durar poco tiempo y en su mayoría son tratados por médicos generales.
No obstante, algunos de estos casos se tornan crónicos y necesariamente deben ser derivados a un hepatólogo.
En otras ocasiones se descubre la presencia del virus en exámenes de control, cuando se dona sangre o por síntomas puntales que ameritan la consulta médica.
La globalización, que favorece los contactos internacionales y particularmente la migración de personas de zonas más afectadas así como la libertad sexual, están contribuyendo a aumentar el número de casos aún cuando sigue siendo una infección de baja prevalencia en el país, apunta el especialista.
PREVENCION Y TRATAMIENTO
El doctor Arrese destaca que existe una vacuna eficaz para prevenir la enfermedad y que fue incorporada el año 2005 al plan ampliado de inmunización en Chile y se aplica a niños entre los 3 y 6 meses de vida.
El problema entonces, se presenta en personas que nacieron antes de ese año, por lo cual recomienda que se vacune también a adolescentes y grupos de riesgo, lo que actualmente no se está haciendo, según destaca.
Para las personas que ya se encuentran infectadas, existen medicamentos eficaces que suministrados bajo supervisión médica pueden controlar eficazmente el virus, aunque no se logre una cura completa es posible disminuir las complicaciones.
Los tratamientos disponibles en la actualidad son interferón inyectable y fármacos antivirales orales (entecavir y tenofovir ) altamente eficaces en el control del virus hepatitis B
La Nación - Chile - septiembre de 2012 - Nota completa