Los gobiernos británicos y los responsables nacionales de sanidad actuaron con "desidia" y fueron incapaces de prevenir el escándalo de la sangre contaminada que provocó 2.000 muertos entre los años 70 y 90, según una investigación independiente hecha pública el lunes.
Miles de pacientes hemofílicos contrajeron hepatitis C o el VIH en las décadas de los 70, los 80 y los 90, tras haber recibido transfusiones de sangre contaminada en la red del Servicio de Salud Público (NHS).
Como consecuencia de la escasez de productos sanguíneos en Gran Bretaña, el NHS importaba la sangre de Estados Unidos, procedente de donantes de alto riesgo de infección (incluidos presos) que, además, cobraban por esa sangre.
La comisión de investigación, dirigida por Lord Peter Archer, ha considerado que los gobiernos británicos sucesivos deberían haber reaccionado más rápidamente para evitar depender de la importación de sangre.
"La desidia por lograr una autosuficiencia nacional y evitar el uso de productos de alto riesgo procedentes del extranjero tuvo consecuencias desastrosas", denunció la comisión en su informe.
"Si la autosuficiencia se hubiese obtenido antes, la amplitud de la catástrofe se hubiera reducido de manera importante", añadió el texto.
Desde inicio de los 70 a comienzos de los 80, 4.670 pacientes hemofílicos contrajeron la hepatitis C, y otros 1.200 pacientes fueron contaminados con el VIH entre comienzos de los 80 y el inicio de los 90.
El Ministerio de Sanidad había calificado la investigación de "innecesaria" y rechazó que alguno de sus responsables testificara en público ante la comisión.
Tras la publicación del informe, el ministerio expresó este lunes su "profunda simpatía" por las víctimas y recordó que a partir de 1985 se pusieron en marcha "medidas para proteger los productos sanguíneos del VIH y de la hepatitis C".
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Ecodiario - 24 de febrero 2009 - Leer la nota completa