Este llamado de atención fue realizado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clinica
La posibilidad de que una mujer embarazada con infección crónica por virus de hepatitis C transmita esta infección al bebé varía entre el 4 y el 20 por ciento.
La probabilidad media es del 4 por ciento, llega al 8 por ciento cuando la gestante tiene cargas virales elevadas en sangre, y al 20 por ciento si, además, está coinfectada por el VIH.
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), facilita estos datos en una nota y advierte de que en torno a un uno por ciento de mujeres embarazadas padece infección crónica por virus de hepatitis C.
Por ello, recuerda la importancia de extremar las precauciones para evitar el contagio de la infección por este virus.
Insiste en que entre un 65 y un 70 por ciento de los infectados con virus de hepatitis C no sabe que tienen la enfermedad, lo que hace que en muchos casos las embarazadas infectadas desconozcan los riesgos para su hijo.
La amniocentesis y el parto son los momentos de mayor riesgo de contagio de la madre al bebe, recuerdan los expertos.
Para minimizar el contagio los Seimc recomienda evitar la ruptura prolongada de la bolsa y evitar procedimientos intraparto que aumenten la exposición del feto a sangre materna.
En cuanto a la lactancia materna, aunque está demostrado que puede haber virus C en la leche materna, no está probado que la lactancia materna aumente el riesgo de transmisión perinatal del virus.
La hepatitis crónica C es la inflamación del hígado causada por el virus de la hepatitis C, del que se conocen siete genotipos distintos, y que se puede transmitir cuando la sangre de una persona infectada entra en contacto con la de una persona sana.
Una vez adquirida la infección, ésta se hace crónica en el 70 y 80 por ciento de los pacientes y, con el paso de los años, puede evolucionar a cirrosis y cáncer de hígado.
Por último, desde la Seimc recuerdan que las expectativas son optimistas ya que todo indica que en los próximos años, y con las altas tasas de curación actual, si se consigue diagnosticar y tratar a las personas infectadas, habrá un descenso del número de nuevas infecciones.
Fuente: SEIMC lavanguardia