Antonio García, el trasplantado 500 de hígado en Carlos Haya, narra su experiencia
La diferencia entre estar en las últimas y encontrarse muy bien ha sido un trasplante hepático. Antonio García Mazuela, a sus 66 años, ha nacido dos veces. La primera cuando vino al mundo y la segunda el pasado 27 de agosto al recibir en Carlos Haya el hígado que precisaba para superar la cirrosis que le estaba segando la existencia. «He pasado de sentir cómo se me acababa la vida a estar muy bien», dice.
La causa de su enfermedad fue una hepatitis C. Antonio tuvo el honor de ser el trasplantado de hígado 500 en el hospital malagueño. Ayer contó su experiencia en un acto organizado por Carlos Haya para celebrar que ya se ha superado el medio millar de implantes hepáticos.
«Yo estaba muy mal; ahora estoy nuevo. Me encuentro perfectamente. Puedo decir a boca llena que he vuelto a nacer», afirma. Antonio, aunque es natural del pueblo granadino de Ãllora, reside desde pequeño en Antequera, donde es muy conocido. Está casado y tiene cuatro hijos (Antonio, Carmen, David y Miguel). Transportista de profesión, hasta que se jubiló pasó infinitas horas conduciendo un camión.
Hepatitis C
Hace diez años, empezó a manifestarse la hepatitis C. La enfermedad se fue comiendo poco a poco la resistencia de Antonio. Llegó un momento en que la única solución era un trasplante de hígado. Estuvo casi un año esperando hasta que el 26 de agosto le llamaron por teléfono avisándole de que había un donante compatible. «Me di tanta prisa en acudir al hospital que casi llego antes que los médicos. El trasplante fue un éxito. Me encuentro perfectamente. Por eso, quiero dar las gracias públicamente a los donantes, a los cirujanos que me operaron y a los médicos tan buenos que me tratan. Te enteras de estas cosas cuando te toca a ti», señala.
Antonio García considera que, a pesar del mal trance por el que ha pasado, el trasplante es una experiencia muy buena. «Me gustaría saber quién fue la persona a la que le extrajeron el hígado que me pusieron a mí, y darle las gracias a sus familiares, porque gracias a ellos estoy vivo, pero que conste que el hígado ya es mío», bromeó.
El trasplantado número 500 de hígado en Carlos Haya se siente feliz y optimista cara al futuro. «Estoy perfectamente, no pienso que vaya a tener un rechazo del hígado que me han puesto», asegura, acompañado por su hija, Carmen.
Diario Sur - Ãngel Escalera - 06 de marzo de 2009 - Link a la nota completa