En Almería solo dos afectados reciben los nuevos medicamentos, pero las asociaciones piden que no se reserven para los casos más graves
El retrato que se sugiere en todo lo relacionado al tratamiento de la hepatitis C en la provincia es el de un embudo, tanto por el número de afectados como por la cantidad de beneficiarios de los dos nuevos y bienvenidos medicamentos contra esta enfermedad, fabricados bajo los nombres genéricos de sofosbuvir y simeprevir (o Sovaldi y Olysio, de forma comercial).
Y es que, según las proyecciones más aceptadas por los expertos, en Almería hay unas 17.000 personas afectadas por la hepatitis C. De ellas, medio centenar, según fuentes de la Junta de Andalucía, recogen su tratamiento en los servicios sanitarios públicos -la cifra aumenta, lógicamente, con los atendidos por los centro privados-. En este proceso de decantación, solo dos afectados en toda la provincia reciben los nuevos fármacos, alabados por poseer tasas de curación por encima del 90 por ciento, por su sencilla administración en pastillas y por sus menores efectos secundarios comparados con tratamientos tradicionales como el interferón.
La pregunta es sencilla: ¿por qué, si todo son ventajas, las administraciones no universalizan su uso y así consigue la curación de todos los enfermos aptos para recibirlo de un solo golpe? La respuesta, sin embargo, es más compleja. «En primer lugar, por el coste: el tratamiento, de 24 semanas, puede llegar a los 60.000 euros», señala a este periódico Antonio Bernal, presidente de la Federación Nacional de Enfermos y Transplantados Hepáticos (FNETH). Bernal explica que el medicamento, que cuenta con soporte público, solo se suministra a los casos más graves.
«Entendemos que haya que priorizar -confiesa-, pero ¿por qué esperar a agravarse cuando todos podrían curarse?». La hepatitis C es una inflamación del hígado causada por una infección vírica y puede causar cirrosis y cáncer de hígado. La diputada socialista almeriense, Gracia Fernández, es médica de profesión y sigue de cerca este tema. Sobre él interrogó esta semana a la ya dimitida ministra de Sanidad, Ana Mato en el Congreso de los Diputados. «En la hepatitis C hay varios genotipos y estos medicamentos son solo para uno», explica en conversación telefónica.
Bajada de precios
«Somos conscientes de que es un fármaco caro y hay que apelar a la ética farmacéutica para que bajen los precios», valora la parlamentaria, «pero si de verdad pueden aportar a los pacientes, el Ministerio tiene que ver las vías». En este sentido, Fernández ha pedido un plan especial para esta patología dotado con recursos públicos propios. Tanto Sanidad como la consejería andaluza del ramo -las competencias en esta materia están transferidas- han señalado últimamente que todos los pacientes que lo necesiten accederán a estos tratamientos. Esta declaración, junto a la aprobación de 'imitadores' del combo Sovaldi-Olysio por parte de la Unión Europea (UE) hace pensar que este tratamiento terminará por bajar de precio y generalizarse.
De momento, las asociaciones de transplantados hepáticos mantienen sus dudas sobre esta cuestión y se reunirán esta semana en Madrid para evaluar la implantación de estos tratamientos. Los transplantados almerienses estarán representados por los colectivos de Granada y, sobre todo, Málaga, ciudades a las que asisten a recibir sus cuidados.
Rafael Garrido, presidente de la agrupación granadina, sintetiza la paradoja: «los nuevos fármacos son caros, pero un transplante [que se realiza en casos con una cierta gravedad e implican un riesgo elevado de reinfección] cuesta 150.000 euros si todo va bien». El responsable del colectivo malagueño, José Merchán, se queja de que «la Junta los está autorizando con cuentagotas y solo para casos extremos que a veces son irreversibles». Merchán, que reconoce entre los afectados ha cundido cierta «obsesión» advierte: «hay gente que se está muriendo por no llegar a esos medicamentos».
Por: J. Alemany - En: Ideal - 30 noviembre 2014 - Nota completa