Su uso permitiría ganar tiempo para acceder a los nuevos fármacos contra la hepatitis C
Por Francesc Martínez - Un conjunto de estudios presentados, respectivamente, en el Congreso Internacional del Hígado de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL, en sus siglas en inglés) y en la Semana de las Enfermedades Digestivas (DDW, en sus siglas en inglés) han concluido que el antibiótico rifaximina podría ayudar a prevenir o mejorar tanto la encefalopatía hepática como las varices esofágicas en personas con cirrosis hepática. Estos son dos de los síntomas considerados indicativos de la descompensación hepática, circunstancia que lleva finalmente al fallo del órgano y trasplante.
La encefalopatía hepática se produce por la pérdida de la capacidad del hígado de detoxificar determinadas sustancias tales como toxinas o amoníaco, que se producen de forma natural en el cuerpo y que un hígado sano procesa sin problemas.
Rifaximina es un antibiótico no absorbible que actúa específicamente en el intestino. Dado que algunas bacterias de la flora intestinal producen neurotoxinas que un hígado sano debe procesar para evitar que dañen al cerebro, el uso de antibióticos para reducir la flora intestinal y reducir las necesidades de detoxificación hepática es una aproximación que ya había mostrado beneficios clínicos a nivel de la encefalopatía hepática en anteriores estudios.
Los síntomas de este tipo de encefalopatía son confusión, pérdida de la capacidad de atención, deterioro cognitivo, problemas de memoria, somnolencia y cambios de humor.
En cuanto a las varices esofágicas, la capacidad antibiótica de rifaximina reduciría el paso de bacterias intestinales a áreas de fuera del tubo digestivo, un hecho que se ha relacionado, en personas con cirrosis hepática, con un mayor riesgo de experimentar hipertensión portal y, como consecuencia, de padecer varices esofágicas.
En el primero de los estudios, presentado en el congreso de la EASL, investigadores indios compararon los beneficios clínicos asociados al uso de rifaximina con los relacionados con la administración de lactulosa en personas con cirrosis hepática y encefalopatía hepática mínima, la variante más leve de la encefalopatía hepática.
La lactulosa es un azúcar no digerible que mejora el tránsito intestinal e interrumpe, por medio de la alteración del equilibrio ácido-base del intestino, la generación de amoníaco que, como se mencionó anteriormente, es una de las sustancias implicadas en el desarrollo de la encefalopatía hepática.
Un total de 112 personas con encefalopatía hepática leve fueron incluidas en el estudio. El 75% eran hombres y el promedio de edad era de, aproximadamente, 53 años. Las causas más frecuentes del desarrollo de cirrosis eran el consumo de alcohol y, en segundo lugar, la infección por el virus de la hepatitis C (VHC).
Los participantes fueron distribuidos aleatoriamente a recibir jarabe de lactulosa (20-120mL diarios) o comprimidos de rifaximina (400mg, tres veces al día) durante un total de 3 meses.
Los investigadores evaluaron la eficacia de los tratamientos a través de una prueba neuropsicométrica y de la calidad de vida de los participantes por medio del cuestionario Perfil del Impacto de la Enfermedad (SIP, en sus siglas en inglés).
En términos de eficacia, el 65% de las personas con rifaximina y el 67% de aquellas con lactulosa experimentaron la reversión de la encefalopatía hepática mínima. Como la diferencia no superó el umbral de no inferioridad del 5% preestablecido por el estudio, se concluyó que ambos tratamientos presentarían una eficacia similar para revertir la encefalopatía hepática mínima.
En un segundo estudio presentado en el mismo congreso, realizado también en la India, se compararon los dos tratamientos de nuevo (rifaximina y lactulosa), pero en este caso para prevenir la encefalopatía hepática en 53 personas con cirrosis hepática y sangrado de varices esofágicas agudo. La mayoría de los participantes eran hombres y la edad promedio era de 43 años. Las personas incluidas fueron distribuidas aleatoriamente a recibir lactulosa o rifaximina, en ambos casos junto al tratamiento estándar de las varices esofágicas (fármacos para reducir la hipertensión portal y/o ligadura de las varices esofágicas).
La probabilidad de desarrollar encefalopatía hepática fue similar en ambos grupos, ya que tuvo lugar en el 15% de las personas con rifaximina y en el 19% de aquellas con lactulosa (diferencia no significativa). Como en el estudio anterior, los investigadores concluyeron que ambos tratamientos presentarían una eficacia similar en el abordaje (en este caso preventivo) de la encefalopatía hepática.
El último de los estudios, presentado en la DDW, se llevó a cabo con el objeto de evaluar el papel de rifaximina en la prevención del sangrado en personas con varices esofágicas.
El ensayo analizó los registros de una cohorte de 238 personas con cirrosis hepática y varices esofágicas de tamaño medio o grande que no tenían historial de sangrado. Además del tratamiento estándar frente a las varices esofágicas antes descrito, el 41% de los participantes recibieron rifaximina según la pauta establecida por el especialista (no se siguió la misma pauta en todos los pacientes).
La incidencia acumulativa a 5 años de las varices esofágicas fue del 4% entre quienes recibieron rifaximina y del 16% entre quienes no tomaron el fármaco.
En el análisis multivariable, el hecho de tomar rifaximina redujo en un 81% el riesgo de sangrado en un período de 5 años (cociente de riesgo [CR]: 0,19). Sin embargo, este beneficioso factor no se tradujo en una mayor supervivencia, ya que esta fue similar en ambos grupos.
Los tres estudios apuntan hacia un interesante papel de rifaximina en mantener la enfermedad hepática compensada en personas en fase de cirrosis. El fármaco podría aportar su granito de arena en alargar el mantenimiento del órgano antes de tener que contemplar el trasplante, algo importante en el contexto actual en el campo de la hepatitis C, donde el tiempo será un factor crucial para acceder a los nuevos fármacos.
Referencia: Goyal O, Sidhu SS, Parker RA, et al. Rifaximin versus Lactulose in the Treatment of Minimal Hepatic Encephalopathy in Patients with Cirrhosis: A Prospective, Randomized, Active-Comparator, Non-Inferiority Trial. 49thEuropean Association for the Study of the Liver International Liver Congress (EASL 2014). London, April 9-13, 2014. Abstract O169.
Maharshi S, Sharma BC, Srivastava S, and Jindal A. Prophylaxis of Hepatic Encephalopathy in Acute Variceal Bleed in Patients With Cirrhosis: An Open Label Randomized Controlled Trial of Lactulose Versus Rifaximin. 49thEuropean Association for the Study of the Liver International Liver Congress (EASL 2014). London, April 9-13, 2014. Abstract O19.
Confer B, Theethira TG, Dugum M, et al. Rifaximin in Addition to Standard Medical Therapy Significantly Reduces the Time to First Esophageal Variceal Bleed. Digestive Disease Week (DDW 2014). Chicago, May 3-6, 2014. Abstract 488.