Incluir donantes con hepatitis C para trasplantes a personas sin la enfermedad hoy es posible debido a los tratamientos que curan la enfermedad y conveniente dada la extensa lista de espera de personas que deben ser trasplantadas.
Profesionales de la salud podrían trasplantar pulmones y corazones infectados con hepatitis C sin riesgos en personas a las que les urgen los órganos nuevos, según investigadores del Hospital Brigham en EEUU, que afirman haber hallado una forma de proteger a esos pacientes del contagio con el riesgoso virus.
El estudio, publicado el miércoles, en la revista New England Journal of Medicine es el intento más reciente para reducir la larga lista de espera de trasplantes en Estados Unidos al usar órganos que de otra forma serían descartados.
Ahora, en lugar de intentar curar la hepatitis C después de infectar a los receptores de trasplantes, los investigadores del Hospital Brigham y de Mujeres de Boston dijeron que un tratamiento más rápido y barato parece evitar la infección desde el principio.
"Se trata de no desechar los órganos que son médicamente aptos", dijo la doctora Ann Woolley, especialista en enfermedades infecciosas en Brigham y coautora del estudio
Que con un trasplante de órganos se pueda infectar a alguien con un virus dañino al hígado suena drástico, pero más hospitales se arriesgan debido a la escasez de órganos. Más de 113.000 personas están en la lista de espera nacional de trasplantes, y sólo 36.529 recibieron uno el año pasado.
Aproximadamente 1.000 de los pacientes que esperan un corazón o pulmón mueren cada año mientras esperaban.
Hasta hace poco, los médicos sólo trasplantaban órganos infectados con hepatitis C a pacientes que ya tenían el virus.
Pero en 2016, impulsados por los poderosos medicamentos nuevos que prometían curar la hepatitis C, los cirujanos comenzaron a experimentar con los llamados trasplantes no coincidentes, colocando riñones infectados en personas sin hepatitis C. Si los pacientes mostraban síntomas de infección, recibían medicinas durante tres meses para vencerla.
El año pasado, pequeños estudios en la Universidad de Pennsylvania y la Universidad de Johns Hopkins mostraron no sólo que los pacientes se habían curado de la hepatitis, sino que el riñón funcionaba bien.
En la investigación de Brigham, los participantes que aguardaban un trasplante tomaron durante un mes el medicamento con la esperanza de bloquear la infección de hepatitis C en lugar de tener que tratarla.
El estudio detalla cómo aproximadamente la mitad de los 69 pacientes que recibieron trasplantes están saludables hasta la fecha. Uno murió ocho meses después del trasplante por una infección bacteriana no relacionada con la hepatitis, pero a 15 les va bien un año después.
En Argentina 7.500 personas necesitan un trasplante para salvar su vida, según cifras del INCUCAI . Durante el 2018 se alcanzó la cifra récord de 700 donantes que permitieron 1800 trasplantes. Es importante analizar nuevas estrategias para aumentar los candidadtos para donación según indica el estudio de investigación mencionado aquí.
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Edición : Hepatitis 2000
Fuente:Pulsos Lp