Un estudio demuestra el daño al hígado que produce un esteroide anabólico
El epistane, un esteroide anabólico utilizado con fines recreativos, causa colestasis con niveles elevados de conjugados de ácido cólico, confirmó un equipo de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas, la Universidad de Valencia y el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe.
Los esteroides se distinguen por sus efectos anabólicos y se usan en estados catabólicos o de desgaste muscular, por lo que algunos atletas profesionales o aficionados, así como a la población en general, usa las presentaciones sintéticas de esteroides de forma para fomentar la musculación
En entornos clínicos, los esteroides androgénicos anabólicos (AAS, por sus siglas en inglés) se utilizan para el reemplazo de la hormona sexual masculina y en la terapia de los tumores malignos.
Esteroides anabolizantes sin indicación médica
El uso recreativo de esteroides anabolizantes androgénicos ha alcanzado niveles alarmantes entre las personas sanas. Sin embargo, varias complicaciones se han relacionado con el consumo de estas drogas, incluidos los trastornos hepáticos.
El abuso y el mal uso de los esteroides es hoy en día un hábito perjudicial que afecta tanto a los atletas profesionales o recreativos como a la población en general.
Aunque los riesgos para la salud del consumo de esteroides en preparados farmacéuticos o complementos dietéticos parecen todavía subestimados y poco informados. Se sabe que el abuso y mal uso de estas drogas afectan al sistema cardiovascular, nervioso central, musculoesquelético y genitourinario tanto de hombres como de mujeres. Hay evidencia de efectos psiquiátricos y de comportamiento, así como daños en el sistema metabólico, en la piel y, principalmente, en el hígado.
La hepatotoxicidad inducida por el consumo de esteroides ha suscitado una preocupación importante, que incluye tumores hepáticos (adenoma, carcinoma hepatocelular), peliosis hepática y colestasis.
La colestasis inducida por los AAS es un estado patológico que ocasionalmente ocurre en individuos que toman esos compuestos para aumentar su masa magra, pero los mecanismos involucrados en este daño hepático se desconocen en buena medida.
Investigación
A fin de abordar esa brecha, el equipo de investigadores realizó un estudio para evaluar el impacto de los esteroides en la función hepática.
El estudio publicado en Archives of Toxicology, se centró en el Epistane (EPI), un AAS con buena biodisposición oral que se hizo popular entre los culturistas, a pesar de que su comercialización y uso no está autorizada.
Los investigadores analizaron en detalle el perfil sérico del ácido biliar en cuatro pacientes que sufrieron colestasis por EPI. Además, evaluaron las respuestas transcripcionales y funcionales de los hepatocitos a este compuesto en dos modelos celulares de hígado humano, y la variabilidad en la expresión de genes clave implicados en la síntesis y el transporte de ácido biliar en un banco de hígado humano.
Los resultados evidenciaron que el EPI desencadenó una respuesta colestásica sorprendentemente persistente en los individuos afectados, caracterizada por un aumento dramático de la síntesis de ácidos biliares conjugados, que en concentraciones elevadas, se sabe que tiene efectos tóxicos e induce al daño hepático.
"La colestasis inducida por fármacos puede perjudicar el funcionamiento del hígado hasta el punto de que haya un fallo hepático fulminante y sea necesario un trasplante”, explica el investigador del Ciberehd, Ramiro Jover.
Estos resultados, señalan los autores del estudio, conjuntamente con la identificación tanto de las vías moleculares específicas como de las características fenotípicas de los pacientes "susceptibles” podría ayudar a mejorar el diagnóstico e identificar a los individuos en riesgo de sufrir una lesión hepática inducida por fármacos.
Referencia: Epistane, an anabolic steroid used for recreational purposes, causes cholestasis with elevated levels of cholic acid conjugates, by upregulating bile acid synthesis (CYP8B1) and cross-talking with nuclear receptors in human hepatocytes. Archives of Toxicology, 2020.
Edición: Hepatitis 2000
Fuente: TEC CrispY