Inhibidores de la proteasa para la coinfección por VHC y el darunavir y la etravirina se suman a la batería de fármacos para abordar el VIH, especialmente los casos con complicaciones por toxicidad.
Expertos reunidos en el Simposio Internacional sobre Sida, en Castelldefels, Barcelona, que desde hace 16 años se celebra casi ininterrumpidamente (en Sitges), han abordado en esta ocasión las mejoras en el tratamiento de la coinfección por el VHC y otras complicaciones.
Josep María Gatell, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínico de Barcelona; Laura Waters, del Royal Sussex County Hospital, de Brighton, en Gran Bretaña, y Xavier Forns, médico consultor de Hepatología del Clínico barcelonés y secretario de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), han explicado en rueda de prensa que el hecho de que el paciente deba medicarse de por vida impone la necesidad de desarrollar fármacos con menos toxicidad.
En el caso de la coinfección por el VHC (cerca de un 40 por ciento de los afectados por el VIH también lo están por este virus de la hepatitis), hasta ahora sólo existían dos medicamentos (interferón y ribavirina) que funcionaban en el 50 por ciento de los casos, pero en pocos meses saldrán al mercado fármacos inhibidores de la proteasa, que son capaces de inhibir el ciclo vital del VHC. "Estos nuevos medicamentos incrementan de forma muy significativa la tasa de curación cuando se asocian al tratamiento estándar que disponemos actualmente para el tratamiento de la enfermedad. La consecuencia es que el manejo terapéutico de la hepatitis C va a cambiar en los próximos años y que, en un futuro, podremos curar a la gran mayoría de pacientes", ha asegurado Forns. Por desgracia, el tratamiento se muestra efectivo en pacientes con VHC de tipo I y no tratados previamente. En la bolsa de enfermos ya sometidos a terapia sin éxito (50 por ciento del total) se ha comprobado que la respuesta mejora pero "no es tan buena", según Forns. Es decir, que habrá que esperar a nuevos fármacos, aunque los inhibidores de la proteasa suponen una mejora destacable en una patología que desde 1998 no registraba adelantos terapéuticos. Según ha apuntado Gatell, "el paciente con VIH y hepatitis C se encuentra con dos problemas que se potencian uno al otro. Por tanto, hay que procurar manejar en paralelo y simultáneamente las dos enfermedades".
En la cita también se ha tratado el fenómeno de la aceleración del proceso de envejecimiento que experimentan los VIH positivos. En este sentido, y aunque los pacientes responden muy bien a los tratamientos actuales contra el sida y se ha logrado controlar adecuadamente las infecciones oportunistas para que no aparezcan, los afectados se enfrentan cada vez más a las complicaciones que no están relacionadas con la propia infección.
Gatell ha informado de que "el tratamiento antirretroviral normaliza mucho la infección pero no convierte a una persona infectada por el VIH en una persona sana.
Las personas con VIH conforman una población que está envejeciendo y que probablemente lo hace a una mayor velocidad que la población general. Como consecuencia, presentan con más rapidez y mayor frecuencia toda una serie de complicaciones asociadas a la edad".
Esas complicaciones denominadas no-sida suelen ser problemas cardiovasculares como infartos de miocardio o ictus, algunas variedades de cáncer o cierto deterioro neurocognitivo. Waters ha destacado como novedades para casos con complicaciones el darunavir y la etravirina, que ha mostrado menos toxicidad que el efavirenz.
C.F. Barcelona - Lunes, 28 de Marzo de 2011 - Diario Médico - Nota completa