Puedes hacer fibroscan todos los años, pero no puedes biopsiar el hígado todos los años y más cuando el 5% puede dar complicaciones. Comenta el Dr. Mena del Hospital Universitario de la Coruña - España
El acceso a los peleados tratamientos contra la hepatitis C ha encontrado un aliado en una tecnología que fue creada para medir la dureza del hormigón. Funciona como un ecógrafo y su aplicación para cuantificar la resistencia de los materiales de construcción ha derivado al terreno clínico: el mismo sistema se emplea para medir el grado de fibrosis o endurecimiento del hígado, uno de los datos claves para indicar las nuevas y reclamadas terapias.
"El fibroscan es un aparato francés -explica Álvaro de Mena, internista del Chuac-, emite una onda y el software interpreta la resistencia que ofrece el órgano, lo que se correlaciona con un grado de fibrosis".
La importancia actual de contar con un sistema rápido de evaluación hepática radica en que los nuevos fármacos se prescriben cuando la fibrosis es moderada.
Hay cinco grados, del 0 al 4, y se están administrando a partir del 2. De hecho, la aprobación terapéutica ha impulsado la citación de pacientes para practicarles las pruebas y ya superan de largo el medio millar en el hospital a los que se les han prescrito.
La realización de la prueba exige poco adiestramiento, y, sin embargo, ofrece ventajas con respecto a la técnica habitual para ver la fibrosis: la biopsia para extraer tejido y analizarlo al microscopio. "Es un método no invasivo, ni doloroso, y es repetible; al paciente evitarle una biopsia está bien, pero evitarle seis está mejor", señala Mena, y más cuando hasta un 5 % pueden dar complicaciones. "Puedes hacer fibroscan todos los años, pero no puedes biopsiar el hígado todos los años", recalca.
En el Chuac, este sistema se utiliza desde hace años en distintas patologías, y su uso se ha intensificado ahora. "En USA se está empezando a usar masivamente y pronto tendremos datos extensos", cuenta Mena, quien insiste que en el Chuac "se está reevaluando a pacientes que no se trataban, y estamos encontrando nuevos casos. Todas las semanas se hacen 40 o 50 pruebas".
Si bien la indicación actual es recetar los nuevos fármacos en fibrosis moderada, apunta que también se administran aún con menor grado en casos especificos, como mujeres con deseo de embarazo, enfermos que por su trabajo están en riesgo de contagio y también a quienes tienen manifestaciones extrahepáticas, como enfermedades inflamatorias. Señala el especialista que hasta hace poco más de un año, los tratamientos disponibles no eran válidos para algunos pacientes, ya que los mayores de 65 años con alteraciones psiquiátricas no podían tomar interferón.
"El esfuerzo terapéutico era enorme para tasas de curación moderadas, de apenas el 50 % con tratamientos largos, con efectos secundarios y que tampoco eran gratis", agrega.
Una de las grandes ventajas que encuentran los enfermos en las nuevas terapias es la reducción de los efectos secundarios, lo que redunda en un descenso de los abandonos del tratamiento por toxicidad. Así lo confirman los pacientes, como Abelardo Sánchez, presidente de la Asociación Airiños de afectados, entidad que trabaja intensivamente en la divulgación de información sobre la patología y que, además, ejerce un papel de promoción y reivindicación importante.
Al margen de reclamar la extensión de los nuevos fármacos a un colectivo mayor de afectados, de forma que no se limite en función del grado de fibrosis hepática, pone el acento en la relevancia de la prevención y la detección precoz. «Demandamos que, de forma sistemática y por indicación del Sergas, los médicos de familia cuando piden una analítica hagan también la prueba de la hepatitis C», recalca Sánchez, un hombre que, aunque está trasplantado desde hace ya varios años, descubrió su enfermedad (en su caso hepatitis B) de forma casual cuando fue a donar sangre.
La entidad que preside desarrolla una amplia actividad, organizando charlas, debates y jornadas sobre la patología hepática y divulgando conocimientos que impliquen a profesionales y afectados de cara al desarrollo de un plan estratégico que, a su juicio, debe perseguir «abrir una línea activa de detección de casos ocultos». Entre tanto, la asociación no solo programa encuentros que persiguen ir más allá de dar a conocer la enfermedad, sino que desarrollan actividades como encuentros con profesionales y pacientes a los que se realizan las pruebas de detección de la hepatitis C mediante un test de saliva.
Los especialistas del Chuac trabajan en la aplicación de un plan sanitario frente a la hepatitis que incluye elaborar un registro de afectados e infectados porque "se conoce apenas la cuarta parte", recalca Álvaro de Mena. Asegura que "probablemente por la lucha que se hizo, nuestra situación es buena; he hablado con colegas de Suiza, Alemania, y allí aún no se está tratando la fibrosis grado 2 con los nuevos medicamentos. Desde luego, no noto ningún tipo de restricción ni en la elección del terapia ni en qué pacientes se tratan o no", subraya. Coste-efectivo Como clínico, Mena defiende que los estudios coste-efectivos por años de supervivencia ajustados por calidad de vida dejan claro las ventajas de los nuevos fármacos: "Su eficacia es muy superior a cualquier estrategia de campaña de vacunación", señala, y recuerda que antes no se trataba a los mayores de 70 años porque el interferón suponía un riesgo elevado. Ahora, sin embargo, con la nueva medicación se sabe que "el virus desaparece, pero no tenemos datos de si baja la fibrosis porque no contamos aún con tantos pacientes ni se hacía un uso tan extensivo del fibroscan", apunta. De ahí que los clínicos consideran que es el momento de hacer un estudio de evolución, con un registro de los pacientes tratados, la evaluación de la toxicidad y eficacia de los tratamientos y un seguimiento de los mismos que permita gestionar la estrategia para estratificar el riesgo.
Los medicamentos nuevos: "te quitan el virus, pero hay que ver si el hígado se regenera o no, habrá que saber qué pasa en cada grado de fibrosis cuando se erradica el virus, porque a lo mejor no pasa lo mismo en hombres y mujeres, entre unos enfermos y otros", aclara el especialista.
Edición: Hepatitis 2000.
Fuente: www.lavozdegalicia.es