El proyecto de ley tuvo el visto bueno en las comisiones de Salud y de Presupuesto de la Cámara baja, donde tiene luz verde un proyecto del legislador chaqueño para otorgar un beneficio económico a las personas con hemofilia que hayan sido contagiadas de hepatitis B o hepatitis C en tratamientos con hemoderivados. Aunque deberá esperar que el Congreso vuelva a la actividad luego de las elecciones.
La Comisión de Presupuesto de la Cámara baja aprobó por una unanimidad un proyecto del diputado oficialista Antonio Morante, que prevé el otorgamiento de un beneficio económico a los pacientes hemofílicos que hayan contraído el virus de la hepatitis B o C, como consecuencia de tratamientos con hemoderivados realizados desde 1979 hasta la fecha.
La iniciativa, que ya fuera aprobada previamente en la comisión de Salud, propone una ampliación de la Ley 25.869 sancionada por el Congreso en 2003 que otorga beneficios a las personas con hemofilia que, como consecuencia de haber recibido tratamientos con hemoderivados entre los años 1979 y 1995 inclusive, hubieran sido infectadas con el retrovirus de inmunodeficiencia humana (VIH).
En octubre de 2008, el diputado chaqueño presentó un proyecto para ampliar dicho beneficio a quienes hayan contraído, por la misma causa, hepatitis B o C. Previéndose además la ampliación del período de años tomados en cuenta en la norma precedente.
Según expresa el proyecto entre sus argumentos, la introducción de los concentrados de factores de la coagulación obtenidos a partir de sangre de donantes humanos en los años 70, y posteriormente su uso corriente, modificó sustancialmente la terapéutica de los pacientes portadores de hemofilia y otros trastornos de la coagulación. Este avance se evidenció en múltiples aspectos, como por ejemplo, el tratamiento precoz, e incluso domiciliario de los procesos hemorrágicos; facilitó también de manera significativa los procedimientos quirúrgicos en general.
Actualmente, se encuentran identificados los tipos de hepatitis A, B, C, D y E, aunque es probable que existan más.
Los que tienen efectos sobre el hígado son los denominados hepatotropos, pero existen otras variantes que no tienen efecto sobre este órgano y sólo lo afectan de manera secundaria. En la Argentina las formas de hepatitis que predominan son las de tipo A, B y C, no así las D o E. La hepatitis tipo B es una enfermedad que se transmite por relaciones sexuales, transfusiones o pinchazos con agujas infectadas y de todos los que se pueden transmitir por esos actos, siendo uno de los virus más transmisibles por esta vía y el único que se puede prevenir con la vacunación.
En tanto, la tipo C, para la cual no existe vacuna hasta el momento, se puede contagiar también por relaciones sexuales sin protección, pero las formas de transmisión más comunes son el contacto directo con sangre infectada o hemoderivados, así como la vía parenteral. En un 85% de los casos se vuelve crónica, y de ellos un 20% puede desarrollar cirrosis.
El Parlamentario - 28 de mayo de 2009 - Nota completa