Trasplantes hepático en Argentina: la lucha por crear conciencia

BUENOS AIRES (Télam) - La disminución de muertes en la lista de espera de trasplante hepático es el objetivo del cirujano Federico Villamil, quien encabezará junto a su par Luis Podestá el flamante Centro de Hepatología y Trasplante Hepático del Hospital Británico, en Capital Federal.
Villamil fue galardonado la semana anterior en Hong Kong, con el premio Carrera Distinguida de la Sociedad Internacional de Trasplante Hepático, por su contribución a nivel internacional.

"Uno tiene que usar el órgano que aparece, salvo que sea de muy mala calidad. Aparecen incluso sábados y feriados, o hay que ir a buscarlo a Tierra del Fuego...", dijo el cirujano Federico Villamil.

"Hay que empujar los límites para tratar de trasplantar a la mayoría de las personas que lo necesiten y que la muerte en lista de espera baje, aún cuando no se dé la situación ideal, porque siempre es mejor un `órgano no ideal` que un `no órgano`", dijo.
Para crear un centro de hepatología y trasplante hepático con certificación de entes reguladores se requiere recursos humanos calificados e infraestructura hospitalaria de alta complejidad, y éste está preparado para incluir pacientes en lista de espera y realizar trasplantes con donantes vivos y cadavéricos.
"Un nivel de excelencia en trasplantes establece un 85% de sobrevida al año de la intervención, y un 75% a los cinco años", indicó Angel Yebara, director médico del Británico.
Villamil enfatizó que "lo que diferencia a un equipo tímido de uno audaz es que se le muera poca gente en lista de espera" ya que advirtió que "los pacientes en lista de espera en la Argentina cada vez crecen más porque hay una desproporción entre el incremento del número de candidatos y la cantidad de donantes".
El médico consideró que "uno tiene que usar el órgano que aparece, salvo que sea de muy mala calidad; y aparecen incluso sábados y feriados, o hay que ir a buscarlo a Tierra del Fuego...".
"Hay que tratar de usar a casi todos los donantes, porque si uno sólo usa el donante perfecto para el receptor perfecto, obtiene el 100% de sobrevida pero el 30% de mortalidad en la lista de espera, y eso no sirve", planteó.
Las resistencias a ser donante en la Argentina tienen, según este cirujano, causas complejas, y dio a conocer su "hipótesis personal".
"La donación de órganos no escapa a otras cosas de la Argentina, en la que la gente no cree en el sistema o tiene motivos alguna vez para no creer en la Justicia, entonces, ¿por qué va a creer que la muerte cerebral existe y que a nadie le van a sacar los órganos vivo?.
"Por más que la ley argentina es muy buena, que el sistema es transparente y que en Argentina no hay tráfico de órganos, la gente no termina de creer en el sistema, combinado con un problema de educación, porque hay que explicar que cada donante puede salvar siete u ocho vidas", concluyó Villamil, quien fue en 1987 pionero del transplante hepático en el país, e integrará el nuevo equipo junto al cirujano hepatobiliar Podestá; el jefe de Gastroenterología del Británico, Luis Colombato, y Eduardo Porto, miembro de la Asociación Argentina de Cirugía.

Testimonios famosos
La actriz Adriana Aisenberg, el ex futbolista Rubén Galván y Fernando Cavenaghi, padre del ex delantero de River contaron su experiencia.
Aisenberg, quien padeció una cirrosis biliar crónica pese a no haber tomado alcohol, dijo que "hay que donar, porque no es una `mala palabra` sino que da vida".
Para la actriz, apareció el 31 de diciembre de 2003 un órgano "de un pibe sano de 17 años, en Misiones; el doctor Villamil me trasplantó en la Favaloro, al sexto día estaba en mi casa y cinco meses más tarde filmaba El abrazo partido".
Luego, Galván, un ex futbolista dio testimonio de que "los minutos, las horas, los días, son demasiado largos para quien requiere un trasplante".
"Sumo 58 años, pero tengo tres años, tres meses y una quincena de una buena vida, y los familiares deben poder tener la capacidad de aportar vida" al donar órganos de una persona fallecida, apeló Galván, también intervenido por Villamil, en el hospital comunal de la ciudad bonaerense de Avellaneda.
Cavenaghi, víctima de una epidemia de Hepatitis C en la localidad de Obrien --provincia de Buenos Aires-- consideró tener "dos fechas de nacimiento" gracias a la donación de parte del hígado de una hija suya "que dio vida a su propio padre" por ser donante compatible.

La Nueva Provincia – junio 2010 – nota completa

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