Trasplante hepático en Rosario a un niño de 2 años

Un nene de sólo dos años superó con éxito un trasplante hepático

Argentina, Rosario - Es el chiquito más pequeño que reacciona así en Rosario. El donante fue su papá. La intervención se logró con la participación de los sectores público y privado de la salud.

Anabela presintió que algo no andaba bien. Su hijo Tobías, de 19 meses, estaba inquieto y lloraba sin motivos. Además, en los últimos días había comido poco, un dato curioso para un nene con un apetito envidiable. Poco después le descubrió una pequeña dureza en el abdomen.

La consulta médica oportuna, la mirada profesional precisa y una serie de estudios urgentes revelaron que Tobías tenía un tumor maligno en el hígado, que era necesario empezar de inmediato con la quimioterapia y que de no resultar este tratamiento debía pasar por un trasplante para sobrevivir. Así, después de cinco meses de drogas oncológicas, internaciones y pronósticos sombríos, el 30 de septiembre, en un quirófano del Sanatorio de Niños, Tobías recibió parte del hígado de su papá. Una intervención compleja que demandó la asistencia de un centenar de profesionales y que lo convirtió en el nene más pequeño en superar con éxito una operación de estas características en Rosario, y en uno de los pocos en la Argentina.

Ocho días después del trasplante, Tobías ya estaba en su casa. Tuvo una recuperación sorprendente, que su mamá no duda en definir como milagrosa.

El final feliz de esta historia con ribetes dramáticos se empezó a escribir en el Hospital Centenario, donde el nene realizó quimioterapia durante cinco meses para reducir el tumor que crecía sin pausa en su pequeño hígado.

Aunque la familia de Tobías tiene obra social, la autorización para iniciar el tratamiento oncológico en el Sanatorio de Niños, el único centro de la región autorizado para llevar adelante un trasplante hepático infantil, se demoraba. Anabela Sabetta, la mamá de Tobías, recuerda aquellos primeros momentos: "El pediatra de mi hijo, que lo atendió en (el centro médico) Ipam, supo desde el primer momento que el problema era serio y me puso en contacto con el equipo del Sanatorio de Niños. Lo ideal era realizar todo el tratamiento allí, ya que era posible que Tobías llegara al trasplante; pero como la aprobación de la obra social no llegaba, y el tiempo nos jugaba en contra, el médico Alejandro Costaguta se puso en contacto con el área de oncohematología pediátrica del Centenario, que actuó de inmediato para que Tobías empezara con la quimio".

Costaguta, pediatra hepatólogo, que encabeza el equipo de trasplantes del Sanatorio de Niños, confirmó que no se podía esperar más debido a la agresividad de la enfermedad que tenía la criatura, un hepatoblastoma, tumor maligno de hígado sumamente raro (lo padece aproximadamente uno en un millón de personas), que además había hecho metástasis en los pulmones.

"Hay que destacar el trabajo que se hizo en el Centenario y el apoyo permanente de la Fundación Argentina de Onco Hematología Pediátrica (Faohp) cuyo cuerpo médico está liderado por la doctora Mónica Matus. Lo que se logró con Tobías fue el resultado de un trabajo en equipo entre el ámbito público y privado de la salud, una integración que no se da con frecuencia en el país ni en otros lugares del mundo", enfatizó Costaguta, en diálogo con La Capital.

"En pocos días estábamos instalados en el hospital y mi hijo haciendo un tratamiento para el cáncer. No lo podíamos creer", relató Anabela que, con sólo 23 años, tuvo que enfrentar un proceso doloroso y agotador, que además involucró físicamente a su marido, Martín, el donante de la porción izquierda del hígado que implantaron a Tobías.

"Después de meses de quimioterapia desaparecieron los tumores en el pulmón y se logró reducir el del hígado, pero no lo suficiente como para operar. En esos casos el trasplante es la única alternativa", remarcó Costaguta. El médico dijo que se puso a Tobías "en la lista del Incucai, a la espera de un donante cadavérico, pero había otros chiquitos en emergencia, y por eso se pidió una excepción para que el papá fuese donante en vida".

El trasplante se realizó hace poco más de dos semanas, aunque los médicos lo revelaron públicamente ayer, y demandó la presencia de cien profesionales de la salud ya que se trató de un operativo hecho en dos lugares diferentes: el Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR), donde intervinieron a Martín, y el de Niños, donde aguardaba Tobías.

Anabela rememoró lo sucedido, como si hubiesen pasado años de aquel día: "Yo confiaba en los médicos y en el apoyo inmenso de Dios, somos evangélicos muy creyentes, pero fueron momentos duros. No me voy a olvidar nunca más de esas horas, nunca más".

La joven mamá dijo que su marido no dudó en ofrecerse como donante, pero, "como todo hombre, no es demasiado expresivo". Sin embargo, cuando se reencontró con Tobías después del trasplante "lloró como nunca".

Hoy el chiquito corre y se ríe junto a su hermanita Martina con la energía imparable de un niño de dos años. Y su mamá asegura que tomar un mate con su marido mientras los mira jugar, es la rutina más hermosa, la que no quiere dejar nunca más.

Diario La Capital - 19 de octubre de 2011 - Nota completa

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