Situación de la hepatitis A en puestos callejeros de la costa de Venezuela

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La hepatitis A se oculta en los manjares playeros. Ingredientes de 7 potencias y rompe colchón pueden venir de agua contaminada. Comer mariscos de venta libre puede resultar riesgoso.

El venezolano se caracteriza, entre otras cosas, por su afición a visitar con reiterada frecuencia cualquier rincón de los más de cuatro mil kilómetros de playas que tiene el territorio nacional; pero muchos ignoran que el país está catalogado como de endemia intermedia del virus de la hepatitis A, y que es en las playas donde se produce el mayor número de contagios al comer alimentos del mar -como los criollos 7 potencias o rompecolchón- provenientes de aguas contaminadas.

La hepatitis A es una enfermedad que inflama el hígado y es producida por un virus. Los síntomas: náuseas, cansancio, orina oscura, inapetencia, vómito, fiebre, diarrea e ictericia -piel amarillenta-, entre otros.

Irma Machado, internista, gastroenteróloga, inmunóloga y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, comenta que "el virus puede producir hepatitis prolongada, con una duración de hasta seis meses". Y añade que el microorganismo puede infectar a los portadores del virus de la hepatitis B o C.

Venezuela es un país con incidencia intermedia de hepatitis A porque, según Machado, "en nuestro país se registran entre 15 y 150 casos anuales por cada 100 mil habitantes. Esta clase de patología hepática continúa siendo la más frecuente en nuestro país". Esta enfermedad se puede prevenir mediante la aplicación de vacuna. De acuerdo con la inmunóloga, al ser vacunado el organismo produce células de memoria capaces de reconocer el virus: "Con la primera dosis de vacuna, a las 2 semanas se inicia la defensa, la protección puede perdurar por lo menos 20 años después de la segunda vacunación. Incluso (...) puede durar 50 años o más", dice.

El Universal - 19 agosto 2009 - Nota completa

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