Reducción de anemia en pacientes con Hepatitis

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La reducción controlada de Ribavirina y uso de eritropoyetina evita la reducción de glóbulos rojos en pacientes con la enfermedad del tipo C

La anemia inducida es la principal causa por la cual los pacientes con Hepatitis C crónica o con Cirrosis hepática suspenden los actuales tratamientos contra estas dos enfermedades que destruyen al hígado. Esta anemia o reducción grave de glóbulos rojos en la sangre es uno de los efectos adversos o indeseables del tratamiento que hasta ahora ha demostrado mayor efectividad, en el cual se combinan tres medicamentos. Sin embargo, un estudio presentado en Boston el pasado sábado afirma haber resuelto esta complicación.
 
Existen dos soluciones para evitar la anemia en pacientes con problemas graves del hígado: la primera consiste en la reducción de uno de los tres medicamentos usados en la combinación, y la segunda consiste en reforzar el tratamiento estándar con la hormona eritropoyetina. El estudio fue presentado durante la 63 Reunión Anual de la Asociación Americana para Estudios de Enfermedades del Hígado, en la capital del estado de Massachusetts, en Estados Unidos.
 
El tratamiento más efectivo hasta la fecha, principalmente para pacientes con una infección muy severa y que no han respondido a otros tratamientos, es la combinación del medicamento antiviral Ribavirina, junto con una proteína del sistema inmunitario llamada interferón y un inhibidor de proteasa, llamado Boceprevir, que interrumpe el proceso de multiplicación de los virus ya presentes.
 
La hepatitis C es una infección que afecta a cerca de 2 millones de mexicanos y que destruye paulatinamente las células del hígado. La Cirrosis hepática es la etapa avanzada de alguna enfermedad que ha estado evolucionando en el hígado durante muchos años. Su manifestación principal es la destrucción acelerada de los tejidos del hígado y su alta dificultad para ser revertida. En México mueren cada año 22 mil personas por esta enfermedad.
 
Las hepatitis más comunes son las provocadas por infecciones de virus y se clasifican con las primeras siete letras del abecedario. Las más frecuentes, en este conjunto de hepatitis virales, son la A –conocida como la hepatitis de los niños-, la B –que se transmite por transfusión de sangre y por vía sexual- y la C –que se transmite principalmente por transfusiones de sangre, aplicación de tatuajes, piercing o uso de herramientas odontológicas mal desinfectadas.
 
Freno a la anemia
El estudio presentado en Boston por investigadores del Centro de Investigación Médica Álamo, de Texas, indicó que los tratamientos contra la Hepatitis C  y cirrosis pueden ser altamente efectivas y al mismo tiempo evitar que el paciente caiga en anemia si se reduce la dosis del antiviral Ribavirina, pero nunca debe estar por debajo del 50 % de la dosis que originalmente se prescribía, pues si se baja más del 50 % se frena la acción de destrucción de los virus.
 
En la investigación se incluyó a 687 personas con daño al hígado por Hepatitis C, pero entre ellos había 60 pacientes que ya habían desarrollado Cirrosis hepática , los pacientes que fueron asignados al azar para recibir la reducción de la dosis de ribavirina para el manejo de la anemia, por al menos 14 días.
 
La observación indicó que la actividad de los medicamentos contra la multiplicación de virus y reforzamiento de defensas fue inferior en los pacientes que recibieron menos del 50 por ciento de su total asignado de dosis de ribavirina, en comparación con aquellos que recibieron por lo menos el 50 por ciento de sus dosis asignado.
 
Un total de 500 pacientes desarrollaron anemia, con conteos de hemoglobina menor o igual a 10 miligramos por decilitro (mg/d). Los pacientes con anemia fueron asignados al azar para recibir una reducción de dosis de ribavirina (quitándoles 200 o 400 mgd si la dosis de ribavirina inicial fue de mil 400 mgd) o la adición de la hormona Eritropoyetina, que podría modificarse a la discreción de los investigadores.
 
Los pacientes cuya anemia llegó a menos de 7.5 mg/d suspendieron el tratamiento y recibieron transfusión, pero este grupo sólo fue del 3%. Aunque existió un 17% que abandonó el tratamiento por efectos adversos como diarrea y dolores de cabeza. En el restante 80 % la anemia se pudo  controlar y el tratamiento contra el virus mantuvo sus niveles de efectividad. En el caso de los pacientes con Cirrosis hepática el 65 % presentó mejoría en el control de la destrucción del tejido del hígado sin tener anemia.
 
En el caso de los pacientes con Hepatitis C la reducción bien calculada de la dosis del antiviral ribavirina dio tasas de efectividad superiores al 75% en control del virus sin caer en anemia.
 
"Estos análisis confirman que la reducción de la dosis del antiviral Ribavirina debe ser la principal estrategia para la gestión de la anemia en los pacientes que toman la terapia de combinación con el inhibidor de proteasa Boceprevir, incluyendo a pacientes cirróticos", dijo en la presentación del estudio, en Boston, Fred Poordad, director de investigación médica del  Centro de Investigación Médica Álamo y profesor de medicina en la Universidad de Texas Health Science Center, en San Antonio.

Antimio Cruz - En Su Médico - México D:F - 15 noviembre de 2012 - Nota completa

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