¿Qué me pasa, Doctor Web?

Aumenta el número de pacientes que recurren a internet para consultar sus dolencias y buscar un autodiagnóstico. Los profesionales recomiendan leer con "cautela y criterio" la información sanitaria

MIRIAM MILLÁN "¿Tiene dolor en el pecho?, ¡Mucho cuidado! Es un indicador significativo de diversos trastornos cardiovasculares, pulmonares y gastrointestinales agudos, que pueden poner en peligro la vida de quien los sufre". No lo dice su médico de familia después de chequearle, ni siquiera un cardiólogo de confianza tras su paso por las Urgencias del hospital. Sólo tendrá que teclear "˜dolor de pecho’ en su ordenador para que "˜Google’ le escupa 1.920.000 entradas. Pero tampoco le hará falta leerlas todas para llevarse un buen susto.

Un simple "˜click’ con el ratón y este tranquilizador mensaje aparecerá ante sus ojos con letras tan grandes como la inquietud que invitan a sentir. Internet está a un paso de finiquitar varios oficios, entre ellos, el de médico de cabecera. La "˜World Wide Web’ es la principal fuente de información sanitaria para los españoles, según un estudio elaborado por Microsoft, que asegura que el 85% de los pacientes prefiere preguntarle temas de salud a los megas de su ADSL antes de acudir al facultativo de turno. Esta costumbre a priori inofensiva va camino de convertirse en un problema social, en la medida en que estas consultas pueden ir escalando en frecuencia y credulidad hasta culminar en la percepción errónea de que se sufre una grave enfermedad.

Es lo que los investigadores Ryen White y Eric Horvtiz han denominado como "˜cibercondría’, esto es, la preocupación desmedida por encontrar en la Red información asociada a unos síntomas previos. O dicho de otro modo, la tendencia a autodiagnosticarse y posteriormente automedicarse en función de lo leído en páginas web o foros de internet. Lo cierto es que la consulta en sí misma no es sinónimo de hipocondría, sino de interés por estar informado.

Así lo ve el especialista en Medicina de Familia y Comunitaria y secretario del Colegio de Médicos de Granada, Salvador Galán, para quien una "lectura con cautela" de los datos o consejos vertidos en la red es hasta recomendable. Pero más vale prevenir que curar, nunca mejor dicho. Por eso, el profesional se suma a las recomendaciones dadas por las asociaciones y colegios médicos en cuanto a la "necesaria precaución" a la hora de elegir el tipo y la procedencia de la "˜ciberlectura’ sanitaria.

"Dicha información viene sesgada por las fuentes, que no siempre son las más idóneas y, en muchas ocasiones, carecen de rigor científico", alerta Galán, que sí ha podido comprobar en su práctica clínica el incremento del número de pacientes –mayoritariamente jóvenes o de mediana edad– que acuden a su consulta "demasiado informados" sobre hipotéticos diagnósticos que han asociado a los síntomas que presentan.

Esta sobreinformación es susceptible de alcanzar el estatus de patología, puesto que el deseo de saber el origen del malestar puede conducir a "una angustia innecesaria", según comenta el especialista, que alerta sobre la "confusión en aspectos sanitarios de notable importancia" que se origina cuando "se buscan respuestas en manos de gente no experta y profesional".

En este sentido, internet ha contribuido a dicha confusión. "Tradicionalmente, los comentarios o consejos médicos no traspasaban el ámbito vecinal y familiar, es decir, el boca a boca. Pero la red ha multiplicado la profusión de tratamientos y consejos erróneos", subraya Salvador Galán, cuya opinión sobre qué hacer en estos casos es rotundamente clara: "Acudir a fuentes informativas en las que sea fácilmente comprobable su rigor científico y donde las consultas o comentarios vertidos por los internautas sean controladas y respondidas por profesional médico, pues en caso contrario la información obtenida será más perjudicial que beneficiosa".

Dificultades. Sin embargo, no siempre es fácil someter a internet a un filtro riguroso que determine la idoneidad de su contenido. "Porque al introducir términos médicos en los buscadores mayoritariamente empleados por los usuarios, la mayoría de referencias encontradas están bastante sesgadas", explica Lisardo Baena, médico de familia del centro de salud de la Chana, donde también ha podido constatar que cada vez más pacientes acuden con cierta "alarma o inquietud" tras haber leído en internet determinadas informaciones sanitarias.

Además, mientras este tipo de páginas web "son más llamativas para el cibernauta y se sitúan al principio de la lista de referencias encontradas por el buscador", aquellas otras cuya información no está sesgada y es de mayor utilidad pública, "son más difíciles de encontrar y consultar por el paciente, ya que incluso muchas de éstas están en inglés y no en castellano", explica Baena, para quien no sólo es responsabilidad del paciente entrenar su capacidad de criterio.

El facultativo echa en falta que la administración pública contribuya a la formación sanitaria de los pacientes en este sentido. "Ya que es una realidad social el interés de los usuarios por buscar información en internet, deberíamos facilitar a los ciudadanos criterios de búsqueda que les conduzca a páginas web seguras y veraces", explica el médico de cabecera.

Responsabilidad. No es el único que piensa así. Las asociaciones médicas entienden que en un tema tan sensible como es la interpretación de la salud, sólo hay dos formas de paliar los efectos negativos de la denominada "˜cibercondría’: una mejora de las fuentes informativas en su origen y, sobre todo, una mayor educación sanitaria que posibilite a la población la capacidad de discernir por sí mismos la información errónea de la que no lo es, impidiendo así que se aferren a esperanzas y consejos sin fundamentos en su afán por paliar los efectos de una enfermedad. Todo ello sin olvidar, claro está, que un posible diagnóstico vía internet "jamás debe sustituir la relación de confianza entre médico y paciente", recuerdan los facultativos Galán y Baena.

Miriam Millan - La Opinión de Granada - 06 de abril de 2009 - Leer la nota completa

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