Piden mejorar tratamiento de enfermos con hepatitis B en comunidades Kandozi y Shapra en Perú

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hepatitis peru Kandozi Shapra WampísPerú - El 26 de mayo se iniciará una jornada médica para continuar el tratamiento que requieren 115 pacientes de hepatitis B de los pueblos indígenas Kandozi, Shapra y Wampís, de la provincia del Datem del Marañón, región amazónica de Loreto.
Sin embargo, para los pobladores, además de profesionales y autoridades de la zona, campañas como estas no son suficientes para terminar con la enfermedad que acabó hace solo unos años con muchos de sus hermanos.

Quedan solo días para que se lleve a cabo la actividad, y aún no se cuenta con el personal idóneo ya que se necesitan más médicos infectólogos, gastroenterólogos, ecografistas, entre otro tipo de personal, además de equipos médicos y medicinas.

La jornada, que culminará el 30 del mismo mes, espera llegar a más pobladores que no han recibido ningún tipo de atención médica hasta el momento y que al parecer ahora presentan cuadros de hepatitis B, debido al escaso control por parte de las autoridades de diferentes sectores.

En muchos casos los pacientes, portadores crónicos de la hepatitis B y que deben continuar con su tratamiento, no cuentan con los medios para llegar hasta los puntos de atención.
Lido Soto Cáceres, presidente de la Red de Salud de la Provincia del Datem del Marañón, señaló que para llevar a cabo esta jornada y otras, los médicos de San Lorenzo, capital de la provincia, requieren con urgencia un inventario de bienes, equipos e insumos para la implementación de la unidad de manejo de pacientes con hepatitis B.
Asimismo, advirtió de la necesidad de contar con un laboratorio referencial dentro del centro de salud, con reactivos para las pruebas de función hepática, además de actualizar el padrón de pacientes de estas comunidades para su diagnóstico y tratamiento especializado.

Pacientes que desarrollaron la enfermedad
Según los estudios dedicados a la hepatitis B, la mayoría de las personas -el 90 por ciento en caso de los adultos- que adquieren el virus (VHB) se recuperan sin consecuencias en un periodo menor a los seis meses.

En caso de que la infección perdure por más de 6 meses se habla de una hepatitis B crónica. De este grupo el 25 por ciento -de adultos que adquirieron la enfermedad en la infancia- puede terminar en cirrosis o cáncer hepático relacionados con el VHB.

Según personal de la Red de Salud de la Provincia de Datem del Marañón, a los ya identificados como portadores crónicos de hepatitis B se sumaron en febrero de este año 19 pobladores de las comunidades wampís haciendo un total de 115 infectados.

Faltan médico

Hasta el momento solo la Dirección Regional de Loreto (Diresa) se ha comprometido trasladar hasta San Lorenzo a algunos especialistas. Sin embargo, aún falta garantizar, señala el personal médico de la Red de Salud, el combustible que permitirá trasladar a los enfermos desde sus comunidades que se encuentran alejadas.
María Herrera, coordinadora de la Estrategia de Prevención y Control de ITS Y VIH, grupo encargado de la actividad que se desarrollará este fin de mes, reconoció que con el presupuesto actual no se puede garantizar el tratamiento permanente de los infectados.

En abril los pacientes de hepatitis B ya identificados debieron recibir atención médica para su tratamiento pero por temas de presupuesto ésta se va hacer recién este mes (mayo), afirmó Herrera.
Según últimas evaluaciones los pacientes tratados no presentan reducción de la carga viral, hecho que amerita una serie de más estudios.
La ausencia de una política que busque terminar con la enfermedad

En medio de los preparativos para dar inicio a la jornada, Mamerto Maicua, presidente de la Coordinadora Regional de Pueblos Indígenas (Corpi – San Lorenzo), señaló que "es necesario identificar cuanto antes a las personas que poseen el mal y determinar en qué grado de afectación se encuentran".

Solicitó por tanto que se designe un presupuesto para que haya más atención en vacunación y que las campañas de atención médica sean permanentes. "Como sabemos los menores deben ser vacunados (contra la hepatitis B) antes de cumplir 24 horas de nacido y esto no se está cumpliendo", sentenció el dirigente.

Del mismo parecer es Edson Aguilar, presidente del Comité Ciudadano de Lucha contra la Hepatitis, quien advirtió que "la sensación que tiene la población de estas comunidades es que no se está avanzado en el control de la enfermedad porque no existe un compromiso detrás".

Aguilar, quien trabajó muy de cerca los casos presentados en las comunidades Kandozi y Shapra conformada por 49 comunidades, explicó que el actual gobierno no ha cumplido con evaluar a la población que no alcanzó a ser atendida en 2010 cuando se llegó a practicar el tamizaje (exámenes de laboratorio) a solo un 70% de la población, es decir, a cerca de dos mil 800 personas.
Aquella vez se identificó a 56 indígenas como portadores crónicos del virus de la hepatitis B. De estos, cuatro necesitaban atención porque empezaron a desarrollar la enfermedad. Más tarde se sumaron tres más.

La falta de preocupación de parte de las autoridades es preocupante, señalan hoy los pobladores. Hace solo algo más de un año el Estado se había comprometido a asegurar los tratamientos de los pacientes que desarrollaban la enfermedad.

Más tarde se supo de la muerte de dos de los siete pacientes: se trataba de dos pobladores kandozi de las comunidades de Progreso y Yarina en el distrito de Pastaza que desarrollaron la cirrosis. Ellos fallecieron en Lima hasta donde fueron trasladados por lo grave de su situación.

Aguilar reconoció en otro momento que gracias a una iniciativa del Ministerio de Salud y la Unicef se llegó a vacunar a la totalidad de menores, portadores o no, consiguiendo de esta manera que la enfermedad no lo tengan hoy los más pequeños.

Personal médico, dirigentes indígenas y pobladores concuerdan en la urgencia de un plan que busque acabar con la enfermedad. Se suma el monitoreo especializado y la presencia de centros de salud equipados que permitan atender a los pacientes sin necesidad de ser trasladados hasta zonas como Yurimaguas, donde se cuenta con más personal y equipo médico.

En Servindi - 18 de mayo de 2012 - Nota completa

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