Para personas obesas se necesita aguja mas larga para vacuna contra hepatitis B

En los obesos, el tamaño de la aguja es importante

Por Frederik Joelving - En lo que sería otra consecuencia de la epidemia de obesidad, el aumento del tamaño de nuestras cinturas superaría el alcance de las agujas que usan los médicos, dijeron investigadores.

Los autores de un nuevo estudio hallaron que usar una aguja estándar de 2,5 centímetros (cm) para inmunizar a los adolescentes obesos contra el virus de la hepatitis B no tuvo el mismo efecto que con una aguja más larga.

"Mientras la obesidad sigue aumentando en Estados Unidos, necesitamos tomar conciencia de que la atención tradicional debe cambiar para proteger a los jóvenes obesos", dijo a Reuters Health la doctora Amy Middleman, la coautora del estudio, de la Escuela de Medicina Baylor, en Houston.

En tres años, el equipo vacunó en el hombro a 22 mujeres y a dos varones jóvenes para lo cual usó, al azar, agujas de 2,5 y de 3,8 cm.

Cuando se inyectan, las vacunas disparan la producción de pequeñas moléculas (anticuerpos), que activan el sistema inmune si alguna vez nos vuelve a atacar el virus.

En los dos grupos vacunados, la cantidad de anticuerpos era distinta según la aguja que se había utilizado. En el grupo inmunizado con la más corta, la cantidad de anticuerpos era casi la mitad.

Aunque todos los participantes estuvieron protegidos del virus de la hepatitis B, tener menos anticuerpos indica que la respuesta inmunológica será más débil.

"Esto nos proporciona más evidencias de la importancia de usar el tamaño de aguja adecuado, porque ignoramos cuál sería la consecuencia con otras vacunas", dijo Middleman.

Los resultados no son nuevos, dijo el doctor Gregory Poland, que estudia vacunas en la Mayo Clinic, en Rochester, Minnesota.

Durante años, los médicos sabían que las vacunas no funcionaban tan bien en los obesos, pero se desconocía si era porque los obesos tienen un sistema inmune débil o porque la grasa impedía que la aguja llegara a los músculos, donde las vacunas activan las células inmunes.

La aparición de la vacuna contra la hepatitis B en la década de 1980 dio algunas respuestas. Cuando los médicos comenzaron a usarla, se dieron cuenta de que no protegía a algunas enfermeras. Se aplicaba en la nalga, recordó Poland, y, allí, la grasa impedía su acción.

En lugar de ingresar al músculo, la vacuna se desintegraba en el tejido graso, desde donde no tenía posibilidad de activar las células inmunes. Entonces, los médicos empezaron a aplicarla en el hombro.

Debido a que la obesidad agrava el aislamiento del hombro, "las agujas tienen que ser más largas", dijo Poland. Y esas agujas no son tan desagradables como parecen. De hecho, "son menos dolorosas y tienen menos efectos adversos", agregó.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan usar agujas más largas en pacientes obesos, pero se ignora cuántos médicos cumplen esa indicación o, incluso, si la conocen.

FUENTE: Pediatrics, febrero del 2010 (publicado en Público Es)

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