Lipoproteínas de alta densidad HDL y su relación con el hígado

Las lipoproteínas de alta densidad o colesterol bueno HDL protegen al hígado de lesiones según un nuevo estudio

A las Lipoproteínas de alta densidad o HDL por sus siglas en ingés, a veces se le llama colesterol "bueno" porque transporta el colesterol de otras partes del cuerpo al hígado. Este luego elimina el colesterol del cuerpo. LDL significa lipoproteínas de baja densidad en inglés

El colesterol bueno o HDL puede proteger al hígado de lesiones gracias a su capacidad de bloquear la inflamación por bacterias.
El HDL trabaja en equipo con una proteína llamada LBP, ambas impiden que las moléculas inflamatorias lleguen al hígado.
Practicar ejercicio a diario o llevar una dieta saludable, son las dos claves para aumentar el colesterol bueno en sangre.

HDL3, el ayudante del hígado

El HDL es denominado como “bueno” por recoger el colesterol del cuerpo y llevarlo al hígado para su eliminación.
En el estudio de investigación publicado recientemente en la revista Science , los investigadores identificaron un tipo especial de HDL, llamado HDL3, que es la lipoproteína que nos ocupa y que ayuda al hígado.
Los expertos explican que cualquier tipo de daño intestinal puede influir en el modo en el que los microbios dañan al organismo.
Estos microbios producen una molécula inflamatoria llamada lipopolisacárido. Esta viaja al hígado a través de la vena porta, su principal vaso suministrador de sangre y nutrientes.


Esto hace que los microbios intestinales puedan llegar al hígado junto con los nutrientes desencadenando la inflamación.
Cuando esto ocurre, los elementos del microbioma intestinal pueden provocar enfermedades hepáticas, como el hígado graso o la fibrosis hepática.

Así, en un análisis en ratones, los investigadores demostraron que el ya mencionado HDL3 actúa como protector del hígado bloqueando la inflamación.
Durante el proceso de estudio hallaron que el HDL3, durante su viaje directo al hígado por la vena porta, se une a una proteína llamada LBP que facilita la unión con la molécula inflamatoria lipopolisacárido.
Con esta alianza, el HDL3 impide que este elemento dañino provoque la inflamación del hígado y, por consiguiente, previene cualquier tipo de enfermedad hepática.

Entonces, ¿el HDL debe ser alto?

A este nuevo beneficio que se le atribuye al colesterol bueno, se le suman otros mucho más conocidos.
Entre ellos destaca la prevención de enfermedades del corazón como la arterosclerosis, que consiste en la acumulación de grasa en las arterias.
También sobresale su facilidad para la eliminación de toxinas o sus propiedades antioxidantes, que producen una mejora en las funciones generales del organismo.
Para conseguir estas ventajas primero hay que tener en cuenta qué niveles son los óptimos para este tipo de colesterol.
Conocer este dato es muy sencillo: se debe hacer un análisis de sangre de forma periódica, algo que además está más que recomendado por los profesionales sanitarios.
Los niveles de colesterol se miden en miligramos (mg) de colesterol por decilitro (dL) de sangre. Así, lo ideal es tener un nivel de HDL superior a 60 mg/dL.

¿Cómo aumentar el colesterol bueno?

Por un lado, practicar ejercicio con regularidad a eleva los niveles de colesterol bueno, ya que está relacionado directamente con la mejora cardiovascular.
Además, realizar ejercicio diario no sólo mejora el HDL, sino que disminuye el colesterol malo o LDL.


Por otro, mantenerse en un peso saludable también es otra estrategia. Para ello, se debe llevar una dieta saludable rica en fibra y baja en grasas saturadas.

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