Las complicaciones por los virus de las hepatitis son la cuarta causa de muerte en México

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Sólo por debajo de la diabetes; el tratamiento puede costar 300 mil pesos anuales por paciente.

En México, alrededor de un millón 200 mil personas han sido detectadas con hepatitis C, aunque esta cifra pudiera ser mayor toda vez que 50 por ciento de quienes la padecen desconocen los síntomas y no son diagnosticados hasta que sufren complicaciones, pero si acuden al médico oportunamente, se pueden curar. Cada año se suman poco más de 19 mil casos nuevos de esta enfermedad en nuestro país, mientras que los virus de la hepatitis A, B, C, D y E dan lugar a un millón 400 mil muertes cada año en el mundo.

Entre 20 y 30 por ciento de quienes tienen el virus de la hepatitis C desarrollan cirrosis hepática, de ellos, 70 por ciento es causado por exceso de consumo de alcohol tras 10 años de infección, mientras que por cada paciente con VIH, cuatro son detectados con ese tipo de afección en México, cuyo costo del tratamiento, de acuerdo con integrantes del Frente Voces a la Hepatitis, es de 300 mil pesos anuales por paciente. "Muchas de las medidas necesarias para evitar la propagación de las hepatitis virales se pueden aplicar ya, lo que permitiría contrarrestar los altos costos económicos del tratamiento y hospitalización de los pacientes en el futuro", señala por su parte la doctora Sylvie Briand, directora de Enfermedades Pandémicas y Epidémicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Estos resultados ponen de relieve la importante labor que están haciendo los gobiernos para frenar las hepatitis mediante la aplicación de las políticas y medidas recomendadas por la Organización", apunta.

Para el doctor Stefan Wiktor, jefe de equipo del Programa Mundial contra la Hepatitis de la OMS, "hay en desarrollo nuevos y más eficaces medicamentos para detener la progresión de las hepatitis B y C crónicas; sin embargo, serán caros y habrá que vigilar el tratamiento con pruebas avanzadas de laboratorio. Para curar la enfermedad y reducir la propagación de estos virus, es preciso que los medicamentos sean más accesibles". La complejidad de las hepatitis obedece a la existencia de diferentes tipos de virus.

Las hepatitis A y E son infecciones transmitidas por los alimentos y por el agua que causan cada año millones de casos de enfermedad aguda, de la que el paciente tarda a veces varios meses en recuperarse. Las hepatitis B, C y D se transmiten a través de líquidos corporales infectados, como la sangre, por contacto sexual, de madre a hijo durante el parto, o a través de material médico contaminado. Las hepatitis B y C suponen una mayor carga sanitaria en términos de mortalidad, ya que pueden causar una infección de por vida (infección crónica) que conduzca eventualmente a la aparición de cirrosis hepática y cáncer.

La hematóloga del Hospital Siglo XXI, Margarita Dehesa, revela que las complicaciones por este padecimiento son consideradas la cuarta causa de muerte en México, sólo por debajo de la diabetes. Algunos de esos virus, sobre todo los tipos B y C, pueden causar también enfermedades crónicas y debilitantes como cáncer de hígado y cirrosis, lo que ocasiona una pérdida de ingresos y elevados gastos médicos para cientos de millones de personas en todo el mundo, según informes de la OMS. Los cinco virus de la hepatitis pueden causar infección e inflamación grave y crónica del hígado, que a su vez da lugar a cirrosis y cáncer del hígado. Estos virus representan un importante riesgo sanitario mundial que se refleja en 240 millones de personas que padecen infección crónica con el virus tipo B, y unos 150 millones con el de la hepatitis C.

Las hepatitis virales se consideran una "epidemia silenciosa" porque la mayoría de las personas desconocen que están infectadas y, a lo largo de décadas, desarrollan lentamente la enfermedad hepática, de ahí que la OMS recomienda a los gobiernos tomar medidas contra los cinco virus de esta enfermedad que pueden causar infecciones hepáticas graves. "El hecho de que muchos casos de hepatitis B y C pasen desapercibidos, sin causar síntomas hasta que el hígado ha sufrido graves daños, resalta la necesidad urgente de garantizar el acceso universal a la vacunación, el cribado (pruebas para detectar enfermedades), diagnóstico y la terapia antivírica," señala el doctor Keiji Fukuda, subdirector general de Seguridad Sanitaria y Medio Ambiente de la OMS.

Antes de que entrara en operación, en 1995, la Norma Oficial para garantizar que la sangre para transfusiones fuera segura, ésta era una de las principales formas de contagio de la hepatitis C, pero ahora el mayor riesgo lo representa entrar en contacto con instrumentos punzocortantes contaminados.

Quienes se hacen piercings, tatuajes o se someten a tratamientos con acupuntura están expuestos al contagio del virus, advierte Juan Francisco Sánchez Ávila, titular de la Clínica de Hepatitis Viral del Departamento de Gastroenterología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición "Salvador Zubirán" (INCMNSZ), único lugar en el país que cuenta con la acreditación para la atención de la hepatitis C en el Seguro Popular, y fue sólo en diciembre pasado cuando se incluyó en el rubro de Gastos Catastróficos.

Con el manejo de la sangre segura está modificándose el patrón epidemiológico. Ahora es prácticamente nulo infectarse por transfusión, pero en el norte del país es más alta la cantidad de personas que se infectan por intercambiar jeringas para drogarse, y en el sur por el uso de medicina tradicional, afirma. Debido a la utilización de material no esterilizado o reutilizable, también están en riesgo quienes se someten a punciones por procedimientos quirúrgicos y dentales, de hemodiálisis y diálisis peritoneal e, incluso, al realizarse manicure y pedicure. Otros factores de riesgo son el contacto sexual sin protección y ser hijo de una madre portadora del virus. Sánchez Ávila precisa que el 60 u 80 por ciento de los pacientes contagiados se infectaron por transfusiones realizadas antes de 1995, en tanto que el 20 y 40 por ciento fue por el contacto con instrumentos punzocortantes contaminados.

Ignacio García, médico del Departamento de Gastroenterología del INCMNSZ, explica que de los virus de hepatitis, el C es el segundo en frecuencia y es de los más peligrosos porque puede evolucionar a una enfermedad crónica del hígado y al desarrollo de cirrosis o cáncer hepático. "Sólo un porcentaje pequeño presenta síntomas y un porcentaje muy reducido, menos del uno por ciento lo puede manifestar en una forma aguda grave, lo que significa que puede provocar una falla del hígado, es decir, necrosar o destruir ese órgano de forma completa y la única manera de salvar al paciente es por medio de un trasplante hepático", señala.

Instituto de la Salud – México - 03 de octubre de 2013 - Nota completa

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