Lanzan guía del MSN para diagnóstico, tratamiento y seguimiento de embarazadas con hepatitis B, VIH o sífilis

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Una oportunidad para detectar infecciones de transmisión sexual
La mitad de estas enfermedades se detecta cuando la mujer va a hacer el control de la gestación. VIH, hepatitis B y sífilis son las principales.

Argentina - La Dirección Nacional de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual del Ministerio de Salud de la Nación (DSyETS), conjuntamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS/OPS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), acaban de lanzar una guía con recomendaciones para los equipos de trabajo en el área de salud sobre el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de las embarazadas con VIH, sífilis y hepatitis B.

El instructivo incluye herramientas para el abordaje tanto de la mujer afectada por estas enfermedades, como así también de su pareja e hijos.

Según la guía, y de acuerdo con el último Boletín Epidemiológico publicado por la DSyETS, más de la mitad de las mujeres notificadas con VIH son diagnosticadas en el embarazo, lo cual sugirió a las autoridades que la gestación "genera una oportunidad en el sistema de salud para que las mujeres accedan al análisis".

En un estudio realizado en 2008 se había observado que sólo el 38 por ciento de los centros de salud encuestados ofrecía hacerse el test a las parejas de las embarazadas, mientras que el 29 por ciento sólo lo ofrecía si el resultado de la mujer era confirmado como positivo. A su vez, un 26 por ciento no lo ofrecía nunca.

Baja la transmisión vertical. Las cifras oficiales indican que al 31 de diciembre de 2009 había notificadas 4.093 personas con VIH adquirido por transmisión vertical. El período 2007-2009 marca una disminución de la proporción de diagnósticos en el grupo de 0 a 14 años respecto de otros períodos.

Una tasa de transmisión por vía perinatal del 3,6 por ciento del total de las notificaciones para ese grupo refleja que, en la Argentina, la transmisión del VIH por esta vía ha disminuido en forma sistemática en los últimos años.

De acuerdo con la flamante publicación se sabe, además, que es importante el porcentaje de niños cuyo diagnóstico se realiza en forma tardía y las consecuencias que de ello se derivan.

La sífilis, un problema. Durante 2010 y 2011, el equipo de estudio sobre transmisión vertical de la DSyETS, con el apoyo de la Dirección de Maternidad e Infancia de OPS y Unicef, llevó adelante una investigación para obtener una línea de base de seroprevalencia para sífilis y VIH en puérperas, y así poder estimar la prevalencia de sífilis congénita a nivel nacional. La seroprevalencia de sífilis fue del 1,32 por ciento y, para VIH, del 0,44 por ciento.

Un primer análisis revela que un alto porcentaje de mujeres comenzó su embarazo con un diagnóstico negativo para sífilis y llegó al puerperio con un diagnóstico positivo. Y también refleja que un número importante de las mujeres con diagnóstico positivo para sífilis durante el embarazo, no recibió tratamiento.

Según los datos brindados por el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud (SNVS), la tasa de sífilis congénita en el país era de 0,92 cada mil niños nacidos vivos para 2009 y de 0,93 para 2010, pero estas cifras cambian en forma significativa según cuál sea la región geográfica que se analice.

También la hepatitis B. Con respecto a la hepatitis B, se sabe que en 2009 el 0,19 por ciento de 35.251 mujeres embarazadas evaluadas en siete unidades centinelas en el ámbito nacional, tuvo un diagnóstico positivo. Desde la inclusión de la vacuna para hepatitis B en el calendario oficial, se intensificó la cobertura en la población general y en los jóvenes, pero aún es necesario reforzar la detección de esta infección durante el embarazo de la mujer y su pareja.

La hepatitis B es una infección de transmisión sexual, sanguínea y perinatal (vía transplacentaria y periparto). En el caso de que alguno de los integrantes de la pareja la tuviera, se debe recomendar el uso del preservativo, no compartir máquinas de afeitar, cepillos de dientes ni otros elementos corto punzantes.

VIH y sífilis. En los casos en que la mujer embarazada esté infectada por VIH resulta vital la detección temprana y el oportuno tratamiento para evitar la transmisión vertical. Para ello, la guía propone tener en cuenta si existe una historia de tratamiento antirretroviral previo y la edad gestacional del embarazo; evaluar la necesidad de tratamientos adicionales o de quimioprofilaxis; descartar otras infecciones de transmisión sexual; conocer la serología de la pareja y saber cuál es el estado clínico de la mujer embarazada a través del recuento de linfocitos CD4 y carga viral.

Si a la embarazada tuviera sífilis la guía aconseja, entre otras cuestiones, confirmar toda VDRL (+) aunque los títulos sean bajos; realizar el tratamiento con tres dosis de penicilina benzatínica de 2.4 millones I.M. (una por semana, salvo que se demuestre que la infección tiene menos de un año de evolución en cuyo caso son dos dosis). Si el resultado no estuviera disponible a la semana, se recomienda continuar con la segunda dosis y de no estar disponible el resultado confirmatorio.

Y si el diagnóstico se da en el último mes del embarazo, se podrá indicar tratamiento ambulatorio si la paciente cuenta con una ecografía fetal normal. A su vez, es fundamental confirmar que la pareja haya recibido tratamiento, y es importante que eso quede consignado en la historia clínica prenatal.

Además, el control mensual de VDRL en la embarazada se hará para pesquisa precoz para rastrear cualquier posible reinfección.

Para prevenir

Carolina Stegman (Especial) - en La Voz - 14 febrero 2012 - Nota completa

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