Interferón alfa para la hepatitis B

INVESTIGACIÓN
Buenos resultados del interferón alfa para la hepatitis B

JAVIER MARCO
Los avances en la terapia de la hepatitis C han impulsado mejoras en el manejo de los casos de hepatitis crónica B, una enfermedad menos frecuente pero igual de grave. Los últimos ensayos adjudican una eficacia considerable al interferón alfa-2b, una molécula capaz de estimular las defensas de los sujetos con hepatitis.

La hepatitis crónica B es una enfermedad que puede producir complicaciones graves como la cirrosis o el cáncer de hígado. Algunos de estos pacientes se caracterizan por tener un pronóstico especialmente sombrío con una muy mala respuesta a los medicamentos antivirales utilizados hasta ahora. Este subgrupo de enfermos puede identificarse mediante el análisis de sangre, ya que se caracterizan por no presentar antígeno e (una fracción del virus de la hepatitis B que suele estar presente).

Actualmente la hepatitis crónica B se trata con un fármaco antiviral llamado lamivudina que también se utiliza contra el VIH. Sin embargo, aunque los pacientes suelen responder a este fármaco, tan pronto se interrumpe su administración vuelve a recrudecerse la inflamación crónica del hígado en la mayoría de los casos.

Por ello, se ha pensado que el interferón podría mejorar algo las cosas. Los autores del presente estudio, publicado en 'The Lancet', se plantearon utilizar la última generación de interferón, el peginterferón alfa-2b. Esta molécula ya ha demostrado su superioridad sobre otros interferones en el manejo de la hepatitis C y tiene además la ventaja de administrarse una sola vez por semana.

Para probar el fármaco se seleccionaron 307 pacientes con hepatitis B y antígeno e positivo y se administró a la mitad de ellos una combinación de lamivudina y peginterferón alfa-2b. El resto recibió también lamivudina pero combinada con placebo (un compuesto sin actividad real). El seguimiento de ambos grupos se llevó a cabo durante 26 semanas tras la terapia, un período más prolongado que en ensayos anteriores.

En todos ellos se evaluó la respuesta a los fármacos mediante la desaparición de los datos de inflamación del hígado una vez suspendido el mismo así como la desaparición del antígeno e de la sangre. En contra de lo esperado, los resultados fueron similares con la terapia combinada y con monoterapia.

Sin embargo, la administración de lamivudina durante largos períodos de tiempo no es viable por la rápida y frecuente aparición de resistencias del virus al fármaco. En este contexto, el empleo de interferón permite periodos de tratamiento más reducidos con una eficacia similar. En el otro extremo están la ocasional mala tolerancia de algunos pacientes y el precio que supone frente a la terapia clásicamente utilizada hasta ahora.

Fuente :artículo enviado por Ariel de Cadiz, en breve buscaremos y citaremos la fuente

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