Hígado graso en personas con diabetes tipo 2 y el ejercicio moderado

El ejercicio moderado podría mejorar el hígado graso en pacientes con diabetes tipo 2, un importante factor de riesgo de la enfermedad cardiaca, según un estudio de las Instituciones Médicas Johns Hopkins en Baltimore. Los resultados de la investigación se han hecho públicos durante la reunión anual de la Asociación Americana de Rehabilitación Cardiovascular y Pulmonar que se celebra estos días en Indianápolis (Estados Unidos).

Según los autores, los niveles altos de grasa en el hígado son comunes en personas con diabetes tipo 2 y contribuyen al riesgo de enfermedad cardiaca. Los resultados del estudio mostraron que sesiones semanales de ejercicio aeróbico moderado en bici o caminatas a paso rápido junto con ejercicios suaves de pesas podrían reducir los niveles de grasa en el hígado hasta en un 40 por ciento en personas con diabetes tipo 2.

Kerry Stewart, director del estudio, señala que el aumento del número de personas con ácido graso no alcohólico, sobre todo debido a la obesidad, apunta a una "tendencia sombría". La enfermedad, también llamada esteatosis hepática, podría conducir a la cirrosis y al posterior fallo hepático y trasplante, incluso al cáncer, además de aumentar el riesgo de enfermedad cardiaca asociada a la diabetes.

"Las personas con diabetes tipo 2 tienen una razón más para estar activos y realizar ejercicio, no sólo porque es bueno para la salud en general sino porque los resultados de nuestro estudio apuntan a un beneficio clave para atajar el hígado graso que complica su enfermedad y podría acelerar la enfermedad cardiaca y el fallo hepático", añade Stewart.

En el estudio participaron 77 hombres y mujeres con diabetes de Baltimore que fueron divididos en dos grupos. Durante un periodo de seis meses, la mitad de los participantes pasaron por un programa de ejercicios aeróbicos moderados de 45 minutos por sesión tres veces por semana. Podían montar en bicicleta, correr en una cinta o realizar caminatas rápidas. Además, levantaban pesas unos 20 minutos tres veces por semana, aunque no con ejercicios de mucho peso. A la otra mitad de los participantes se pidió que no realizaran ningún tipo de ejercicio.

Los escáneres de resonancia magnética realizados al inicio y al final del estudio mostraron niveles mucho más bajos de hígado graso en el grupo activo, mientras que los niveles seguían siendo los mismos entre aquellos pacientes que no habían realizado ejercicio.

Otras medidas de estado físico general como los niveles de captación de oxígeno, la fuerza muscular, la grasa corporal y el peso eran también mejores en los pacientes del grupo de ejercicio.

EcoDiario, septiembre de 2008, leer nota completa

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