Genotipos y hepatitis B

El estudio es el primero en demostrar la importancia del genotipo HBV como indicador de la respuesta al tratamiento

ROTTERDAM (HOLANDA), 7 Ene. 2005

Los resultados de un estudio clínico internacional presentados en el número de esta semana de The Lancet han demostrado que el peginterferón alfa-2b ha conseguido una respuesta sostenida en pacientes con hepatitis B crónica. Este estudio de investigación es el mayor ensayo clínico realizado hasta la fecha en terapias en las que se ha utilizado el peginterferón alfa-2b en casos de hepatitis B crónica.

"Nuestro estudio ha demostrado que los pacientes que sufren hepatitis B crónica han mejorado gracias a peginterferón alfa-2b, consiguiendo una tasa de respuesta sostenida superior a la que se suele experimentar en otros tratamientos antivíricos", comentó el doctor Harry Janssen, principal investigador del Erasmus Medical Center de Rotterdam (Holanda), lugar de coordinación de este estudio internacional. "Basándonos en nuestros descubrimientos con peginterferón alfa-2b es necesario considerar esta terapia como un tratamiento de primera línea para los casos de hepatitis B crónica positivos de HBeAg", comentó.

Los descubrimientos de este estudio son muy importantes, ya que la hepatitis B crónica afecta a cerca de 400 millones de personas a nivel mundial, haciendo de esta una de las enfermedades infecciosas más comunes y una de las 10 principales causas de fallecimiento. La hepatitis B crónica es la causa más común de cirrosis y cáncer de hígado. Las actuales terapias antivíricas, como los nucleósidos análogos de la lamivudina y adefovir, no consiguen una respuesta duradera, siendo probablemente ineficaces como opciones de tratamiento a largo plazo debido a la inevitable resistencia de los fármacos.

El doctor Janssen también explicó la importancia del genotipo del virus de la hepatitis B como indicador de la respuesta al tratamiento del peginterferón alfa-2b. "Al igual que en los casos de la hepatitis C crónica, el genotipo del virus de la hepatitis B (HBV) nos dirá qué tipo de respuesta es. Se convertirá en nuestra mejor herramienta para conseguir un tratamiento individualizado para los pacientes que sufren hepatitis B crónica positiva HBeAg", exclamó.

El estudio, organizado y patrocinado por la Foundation for Liver Research (SLO), es el primero en el que se evaluarán los tratamientos prolongados basados en el peginterferón alfa-2b, solo o en combinación con la lamivudina, mejorando la respuesta al tratamiento sostenido de los pacientes con hepatitis B crónica positiva HBeAg. HBeAg indica que el virus se replica de forma activa y que la persona infectada es altamente infecciosa. En el estudio se mostraron más pacientes del grupo de combinación de la lamivudina que experimentaron una respuesta a la terapia al finalizar el tratamiento, pero esa respuesta no se sostuvo durante el periodo de seguimiento. Existe una importante evidencia de que sólo la respuesta inmune completa y vigorosa específica HBV es capaz de conseguir el control y eliminación del virus, previniendo la progresión de la enfermedad.

"De esta forma se sugiere que la inducción de una respuesta huésped inmune es necesaria para conseguir la respuesta sostenida en los tratamientos de la hepatitis B, que sólo se puede conseguir por medio de la terapia inmunomoduladora, como en el caso del peginterferón alfa-2b", comentó Janssen.

Este estudio fue un ensayo aleatorio, multicentro, doble ciego controlado realizado en 42 centros de 15 países (en Europa, este de Asia y Norteamérica). En el estudio se comparó la eficacia y seguridad del peginterferón alfa-2b (Peginterferon (R), 100 ug/semana durante 32 semanas; 50 ug/semana durante 33-52 semanas) con o sin lamivudina (Zeffix (R)) en 307 pacientes positivos de HBeAg (análisis final modificado de la intención de tratamiento n=266). Los resultados del tratamiento se evaluaron a finalizar el tratamiento (EOT) (52 semanas) y después tras un periodo de seguimiento de 26 semanas (78 semanas).

El objetivo principal fue el porcentaje de pacientes que consiguieron la respuesta virológica sostenida (SVR) (niveles indetectables de suero HBeAg) al finalizar el tratamiento. Los objetivos secundarios fueron la reducción de los niveles de HBV ADN por debajo de las 200.000 copias/ml o por debajo del nivel de detección (400 copias/ml); normalización ALT y respuesta HBsAg.

Las tasas SVR fueron comparables entre los grupos tratados con la monoterapia peginterferón alfa-2b y los grupos de la terapia de combinación, 36% y 35%, respectivamente. Los niveles HBV ADN al finalizar el seguimiento fueron inferiores a las 200.000 copias/ml en el 32% de los pacientes en el brazo de la terapia de combinación y del 27% de los pacientes en el brazo de monoterapia. De igual forma, no se produjo ninguna diferencia al finalizar el tratamiento en los niveles indetectables de HBV ADN, 9% y 7%, respectivamente; normalización ALT, 35% y 32%, respectivamente; o en la pérdida HBsAg, 7% en ambos grupos.

Y lo que es más importante, no ha habido una diferencia importante en la tasa de respuesta sostenida según el genotipo HBV (p=0.01), con genotipos A HBV (47%) y B (44%) más de respuesta a la terapia que los genotipos C (28%) y D (25%). No se ha producido diferencia en la pérdida de HBeAg según el genotipo HBV entre los dos grupos de tratamiento.
La seguridad y tolerabilidad fueron similares en los pacientes tratados sólo con peginterferon alfa-2b y en lo que recibieron tratamiento con la terapia de combinación basada en lamivudina. El perfil de los efectos secundarios de peginterferón alfa-2b fue similar al experimentado en los interferones, sin que se produjeran nuevos efectos secundarios que se pudieran atribuir al peginterferón alfa-2b. En general, la incidencia y severidad de los efectos secundarios fue comparable entre los grupos de tratamiento. Los efectos secundarios más comunes incluyen síntomas similares a la gripe, dolores de cabeza, fatiga y reacciones locales en los sitios donde se produjo el pinchazo de la inyección. El 12% de los pacientes experimentaron graves efectos secundarios que fueron reversibles cuando se detuvo el tratamiento. Al finalizar el tratamiento el 91% de los pacientes siguió con el tratamiento, mientras que el 69% permaneció con la dosis completa de tratamiento.

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