El gobierno de Margaret Thatcher sabía del peligro de trasmisión de hepatitis C y HIV en sangre importada de EEUU

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El Gobierno conservador conocía el riesgo de contagio sida por sangre importada EEUU

El gobierno conservador británico de Margaret Thatcher supo desde 1983 del riesgo para los pacientes de contagiarse de sida con el plasma sanguíneo importado de Estados Unidos, pero no prohibió las importaciones para evitar una escasez de suministros, denuncia hoy el diario 'The Guardian'.

Cerca de 5.000 enfermos se contagiaron de hepatitis C, de ellos 1.200 contrajeron el sida tras recibir infusiones de plasma de sangre importada, un total de 1.757 pacientes han muerto desde entonces y muchos están condenados a morir.

Según las minutas de una reunión mantenida en julio de 1983 obtenidas por el periódico, el Comité sobre la Seguridad de las Medicinas conocía el peligro que representaba el plasma sanguíneo de homosexuales y drogadictos de áreas de alta incidencia del sida como Nueva York y California.

Pese a ello, el comité llegó a la conclusión de que el riesgo de contraer el sida debía contraponerse a los beneficios que las transfusiones suponían para los hemofílicos y argumentó, por otro lado, que retirar esos productos sanguíneos no era viable por cuestiones de suministro.

Los hemofílicos británicos no fueron informados de los riesgos que suponía someterse a esas transfusiones, y los críticos de lo sucedido señalan que, de haber estado al tanto, esos enfermos habrían preferido continuar el tratamiento que habían recibido hasta entonces, el llamado 'crioprecipitado', aunque ello significase ir al hospital.

El plasma, llamado Factor VIII, se fabricó con sangre de diez mil donantes remunerados de Estados Unidos, muchos de los cuales eran reclusos o vagabundos, de los que ya en 1975 se sabía que presentaban un mayor riesgo de padecer una hepatitis del tipo C.

Terra 25 de mayo de 2007

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