El diálogo con el médico tiene un innegable poder de sanación

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medicos La palabra es el eje fundamental de la vida de relación. "De palabras están hechos los compromisos afectivos, políticos, vitales -afirma la lingúista argentina Ivonne Bordelois-. Pero la palabra que se usa en el diálogo médico-paciente está rodeada de ansiedades y de dudas, porque existe una situación de riesgo físico a la que se agrega el riesgo del malentendido. Sucede porque se puede compartir el mismo lenguaje pero no necesariamente el mismo código que comunique plenamente."
Bordelois escribió su reciente  libro "A la escucha del cuerpo" a partir de la sugerencia de algunos médicos para que ahondara en el diálogo médico-paciente. La mayoría admite que ese diálogo está afectado por la velocidad de la consulta médica impuesta por exigencias del sistema de salud.

Sobre los malentendidos, Bordelois reconoce que la palabra "cáncer", por ejemplo, se halla expuesta a un ominoso tabú que resulta difícil anunciar. "Como todos somos pacientes, la salud nos resulta un territorio sensible en lo individual y en lo social, y la necesidad de conocimiento, claridad y protección se vuelve un reclamo colectivo ", sostiene la autora.
Bordelois admite que si bien hay una queja acerca de los médicos que desconocen el valor de su palabra o abusan de ese poder, el mayor reproche está dirigido a las obras sociales y prepagas que abrevian excesivamente -en muchos casos por afán de lucro- el tiempo de comunicación entre el médico y el paciente. "De ese modo, no permiten un acercamiento positivo, un diálogo comprensivo y provisto de una calidad terapéutica innegable", afirmó.

Ivonne cuenta que antes de hacerse operar de vesícula, el cirujano le preguntó sobre las enfermedades que tuvo y de qué murieron sus padres. "Advertí que en mis respuestas el médico pescaba lo que había detrás de mis palabras, y me decía muy sutilmente dónde veía grietas en mi vida, en mi personalidad, y de qué manera esas grietas podían estar incidiendo en lo que me estaba pasando. A pesar de que entre el interrogatorio, la operación y el postoperatorio, cuando me sacó los puntos, yo habré estado con él no más de cuatro horas, me di cuenta de que ese señor me había abierto una perspectiva nueva de mí", relata.
En su opinión, aún con instrumentos sumamente burocráticos, los buenos médicos pueden llegar a tener empatía con el paciente.

La jerga aleja a los pacientes

Los estudiantes de Medicina aprenden 5.000 palabras nuevas en el primer año, cuyo origen y significado en su mayoría desconocen. Ese vocabulario actúa muchas veces como una muralla que los separa de la sociedad. A la jerga del oficio se une la tecnología, los rayos, tubos, neones y metales se propaga entre la herida y el que la sufre. De allí su consejo: "Ahondar la relación entre médico y paciente a través de una conciencia más plena del lenguaje, de modo que su contacto no se restrinja exclusivamente a la enfermedad ni a la salud, sino también a un conocimiento y crecimiento mutuo, algo que nos vaya llevando a todos a una transformación vital". Para la lingúista, sólo si se acrecenta la confianza y la lucidez sobre los poderes terapéuticos de la palabra misma, se podrá liberar el lenguaje de un sistema que traba la comunicación plena entre médicos y enfermos.

La Gaceta - 26 agosto 2009 - Nota completa

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