Luciano Di Fiore, de la universidad romana de Sapienza, presentó un estudio en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica demostrando que "las experiencias del cáncer descritas en las películas son muy diferentes de lo que sucede en la realidad'". Además, destacó "la poca supervivencia de los personajes que sufren esta enfermedad" ya que, según los científicos, "rara vez el cine presenta de forma precisa las probabilidades de sobrevivir que tiene un paciente".
Entre las películas observadas, algunas hacían algún énfasis en la epidemiología o en las causas ambientales de la enfermedad; por ejemplo, "Erin Brockovich", "Michael Clayton" o "The Last 56 Hours". Otras mostraban las implicancias económicas de las terapias, como sucede en "The Rainmaker", el manejo de los síntomas en "Wit" y "Dying Young".
En casi todas las cintas analizadas, el personaje con cáncer muere al final. Y según De Fiore, esto se aleja de la realidad y de los avances que se han logrado en el manejo y tratamiento de cáncer.
Aunque el cáncer no es algo que efectivamente pueda representarse, los médicos opinan que en el cine se debería hacer más esfuerzo por representar mejor la realidad y creen que Hollywood no trabaja sobre las formas de cáncer que son las "grandes asesinas'". "Aunque el cáncer de mama tiene un impacto muy alto en las mujeres, rara vez se le representa. En lugar de ello, predominan en las películas formas relativamente raras de cáncer como la leucemia, los linfomas y los tumores cerebrales", afirma De Fiore.
El cine podría ser un instrumento muy valioso para generar conciencia sobre la enfermedad, sobre lo grave que es a nivel mundial y sobre los nuevos tratamientos disponibles. Las historias de personajes que sufren distintas formas de cáncer pueden ayudar a los especialistas a conocer mejor de la relación entre un paciente y sus médicos, entre el cáncer y la sexualidad o cómo se enfrentan las consecuencias de la terapia que atraviesan los pacientes.
Noticias y Protagonistas - septiembre de 2012 - Nota completa