Testimonio sobre Hepatitis C y trasplante hepático en Puerto Rico

puerto rico hepatitis c bandera El día que Carlos Acevedo acompañó a su esposa al médico, hace un poco más de 15 años, lo que menos se esperaba era que el galeno sospechara que quien estaba mal de salud era él. De hecho, le sorprendió que le preguntara si se había hecho exámenes de sangre recientemente o si había ido a su médico. Cuando le dijo que no, le mandó a hacer varias pruebas.

"Yo me sentía bien, así que no me preocupé mucho. Pero él parece que vio algo y por eso insistió en que me hiciera los exámenes", recuerda Acevedo, hoy con 53 años. Los resultados de esos primeros análisis indicaron que las enzimas de su hígado estaban muy altas. Pero después de otras pruebas más específicas, llegó la devastadora noticia: padecía de hepatitis C, una infección crónica del hígado que produce inflamación y ocasiona que éste deje de funcionar correctamente.

"Los médicos me dijeron que probablemente llevaba muchos años con la enfermedad, aunque yo no había tenido ningún tipo de síntomas", afirma Acevedo, a quien inmediatamente pusieron en tratamiento.

A lo largo de todos estos años sufrió las complicaciones típicas de un hígado que, al final, sólo trabajaba en menos de un 20% de su capacidad. Hasta que, a principios del año pasado, el médico le habló de la necesidad de un trasplante de hígado.

Finalmente, después de un proceso de evaluación y casi un año de espera, el pasado 5 de diciembre fue sometido a la operación en el Methodist University Hospital, en Memphis, Tennessee. Una cirugía complicada y extensa, a cargo del doctor James D. Eason, director médico del Instituto de Trasplante de esa universidad. Luego de 21 días en el hospital, Acevedo regresó a la Isla y a principios de febrero celebraba encantado su rápida recuperación y lo bien que se sentía.

"Me siento como un cañón, muy bien, fue una operación excelente", repetía emocionado Acevedo, durante una visita de seguimiento en la oficina del hepatólogo Federico Pérez, en Santurce, donde también estaba el doctor Eason y el doctor Satheesh Nair, quienes viajaron de Memphis para evaluar a los pacientes que ya han operado y orientar a los que están por operarse.

"Hemos trasplantado a más de 150 pacientes de Puerto Rico. Tenemos mucho orgullo en hacer este trabajo; es muy gratificante y para mí es un gran privilegio venir aquí, cuidar y atender a los pacientes puertorriqueños", indica Eason, quien viene a la Isla cada cuatro meses para darles seguimiento a pacientes en el área de Mayagúez, Ponce y San Juan.

Primera causa de trasplante

El virus de la hepatitis C (VHC) es la primera causa de trasplante de hígado en Puerto Rico, lo que implica que el paciente tiene que pasar por una cirugía sumamente complicada y costosa. Sin embargo, si la afección se detecta a tiempo, hay tratamiento efectivo que la puede curar y así evitar el trasplante.

De hecho, el trasplante de hígado no cura la hepatitis. Aunque sí cura las complicaciones de la cirrosis y, en algunos casos, del cáncer.

"La hepatitis C está en la sangre y, si ésta no se cura antes, también va a afectar al hígado trasplantado", explica el hepatólogo Satheesh Nair.

La hepatitis C es una infección crónica que puede causar cirrosis, lo que provoca la formación de tejido cicatrizal y daño permanente al hígado. Lo que provoca bloqueo del flujo de sangre, disminuye la capacidad de procesar nutrientes, hormonas, fármacos y toxinas, así como la capacidad para producir proteínas y otras sustancias.

"Mientras más tiempo la persona tenga la enfermedad sin tratamiento, más daño va a tener. El problema es que muchos pacientes no saben que tienen hepatitis C porque no hay síntomas. Y, generalmente, cuando se descubre en un examen de sangre, ya tienen cirrosis", advierte Nair, tras destacar que si la persona tiene factores de riesgo es muy importante que se haga la prueba de detección lo más pronto posible. De esa forma, el paciente puede tener un diagnóstico temprano y tratamiento a tiempo.

"Actualmente tenemos tratamiento efectivo para la hepatitis C", enfatiza Nair, tras resaltar que la cirrosis también es un factor de riesgo alto para desarrollar cáncer de hígado. Y uno de los problemas, agrega, es que una vez que la cirrosis ha avanzado, el tratamiento no es efectivo.

"Después de la cirrosis hay fallo del hígado y solamente vas a sobrevivir si te haces un trasplante. Por eso es tan importante descubrir la enfermedad temprano y tratarla. Y es tan simple como hacerse un examen de sangre", recomienda Nair.

Una de las preocupaciones, indica el hepatólogo Federico Rodríguez, es que la gente no es consciente de los factores de riesgo que pueden predisponer a contagiarse con el virus. Por ejemplo, una persona que usó drogas hace 20 años, cuando era adolescente, puede haberse contagiado y, sin embargo, no presentar síntomas.

Detección temprana

"Tengo una paciente que tuvo una transfusión de sangre hace 40 años y ahora tiene cáncer del hígado y la única razón es haberse contagiado con hepatitis 40 años atrás y desarrollar cirrosis", explica Rodríguez, quien enfatiza en la importancia de concienciar sobre esta situación para que se entienda la importancia de obtener tratamiento de inmediato si eres diagnosticado con hepatitis C.

"Cuando curas la hepatitis, evitas todas las complicaciones y el trasplante. Si se trata la enfermedad temprano te evitas todo. Es una cuestión de educación tanto al público general como el Gobierno. Especialmente, por el impacto que tiene en la economía", señala Rodríguez, tras destacar que muchas de los pacientes están en los 40, 50 y 60 años, cuando todavía son productivos.

"Esto no es solo para un grupo. Puede afectar a cualquier persona de cualquier condición social o económica", advierte el hepatólogo. También recomienda que, aun si no tienes síntomas, si en un examen de rutina te salen las enzimas del hígado alto, necesitas chequearte con un especialista.

"Aunque (las enzimas hepáticas) pueden estar elevadas por muchas razones, una de las principales puede ser hepatitis C", señala Rodríguez, mientras destaca que hay un pequeño grupo de personas que nunca van a encontrar la causa de su contagio.

Según Rodríguez, la hepatitis C se introduce en el cuerpo mediante la exposición directa con la sangre. Desde allí, ataca a las células del hígado, donde empieza a multiplicarse, causando inflamación y destruyendo las células hepáticas. Casi todos los afectados por el VHC crónico están libres de síntomas y llevan una vida normal.

Sin embargo, la enfermedad puede seguir progresando durante un período de 10 a 25 años, lo cual puede ocasionar graves daños hepáticos. Entre ellos, cirrosis y cáncer de hígado.

Protocolo para un trasplante

Según el doctor James D. Eason, no hay restricciones de edad para un trasplante de hígado. "Nosotros evaluamos a cada paciente individualmente y determinamos si necesitan un trasplante y si se puede hacer de una forma segura. Por ejemplo, hemos trasplantado muchos pacientes que tienen 70 años. Y de la misma forma, lo hemos hecho con bebés", explica el cirujano.

El tiempo de espera, agrega, va a depender de cuán enferma esté la persona. Así, los pacientes más enfermos están en el tope de la lista de espera.

"Pero nuestros pacientes tienen el tiempo de espera más corto", sostiene Eason, quien destaca que el programa de trasplante de la Universidad de Tennessee está entre los diez primeros de los Estados Unidos. Además, resalta que tienen una tasa excelente de supervivencia. "El 90% de los pacientes están vivos al final del año que se hicieron el trasplante", agrega.

Cuando un paciente es referido para un trasplante, explica Eason, pasa por una evaluación para determinar sus necesidades y cuán enfermo está. Luego se pone en una lista de espera basado un modelo matemático de predicción de sobrevida conocido como el registro MELD (Model for End Stage Liver Disease). Esto sirve para establecer la prioridad en la lista de trasplante hepático.

"Queremos estar seguros de que está lo suficientemente saludable para que soporte la operación", agrega Eason, tras destacar que en su programa de trasplante tienen mucha experiencia haciendo el trasplante sin utilizar esteroides.

Factores de riesgo

La hepatitis C pasa de persona a persona por medio de la sangre. Algunas de las formas más comunes de exposición son:

- Transfusión de sangre antes de 1992 (año en que comenzaron a hacer las pruebas de VHC en los donantes de sangre).

- Uso de drogas intravenosas (compartir jeringuillas, aun si fue cuando eras adolescente).

- Inhalación de cocaína y crack (compartir la cuchara con que se inhala la droga).

- Tatuajes con agujas contaminadas.

- Compartir navajas de afeitar o agujas.

- Exposición de sangre infectada debido al medio ambiente o trabajo.

- Bebés que nacen de madres infectadas con VHC.

- Comportamiento sexual de alto riesgo, parejas múltiples y enfermedades de transmisión sexual.

Prueba de detección

La realización de la prueba del VHC no es rutinaria, por lo que deberás solicitársela a tu médico. Se conoce como la prueba ELISA del VHC y es un análisis de sangre que puede detectar los anticuerpos producidos en reacción al virus de la hepatitis C. El RIBA del VHC es otra prueba que puede realizarse para confirmar el resultado positivo.

El hígado

Es el órgano más grande del cuerpo, con un peso aproximado de 3 libras, localizado debajo de la caja torácica, al lado derecho del cuerpo. Lleva a cabo una variedad compleja de funciones, como limpiar y purificar el suministro de sangre, degradar ciertas sustancias químicas en la sangre y fabricar otras. También tiene a su cargo la transformación de los alimentos en energía y producir bilis, un líquido amarillo verdoso que ayuda a la digestión.

Por Ileana Delgado Castro - Fuente: MedlinePlus - en El Nuevo Día - Nota completa

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