Nota a Leonardo Favio donde hablan de la hepatitis C que padece

ENTREVISTA CON LEONARDO FAVIO
"El alma todavía sigue intacta"

La nueva exhibición de "El Aniceto" fue a sala llena. Reacio a las entrevistas, habla de su vida y anuncia su próxima película.

"LA VIDA ES DEMASIADO HERMOSA PARA DAR LASTIMA", ASEGURA FAVIO.

"La vida es demasiado hermosa para dar lastima", Asegura Favio.

Leonardo Favio es una figurita difícil dentro del álbum del cine argentino. De ésas en las que uno es capaz de dar veinte o treinta con tal de conseguir aquélla. Por eso, charlar con Favio tuvo sus bemoles y episodios: tres, nada menos. El primero fue en el baño del Teatro Auditorium, casi a la altura del mingitorio, después del emotivo homenaje que le ofreciera en su apertura el 23° Festival de Cine de Mar del Plata. "Es una felicidad muy grande la vuelta de 'Aniceto' a la cartelera porteña" (será desde este jueves), afirma.

¿Era una cuenta pendiente?

Más que cuenta pendiente, era una pena, por todo el trabajo que había demandado. Era un momento muy jodido cuando se estrenó y estuvo poco en cartel (en junio último). Unos boludos andaban con las cacerolas... Boludos habrá siempre. Mermeladas de boludos podemos hacer con todos los que hay.
Favio se retira del toilette con pasos cortitos y con su bastón, por una puerta lateral del teatro: lo espera una combi y su fiel ladero, Jorge Duró, que lo cuida y protege. Cafetería del Hotel Hermitage: segundo capítulo.

¿La vuelta de "El Aniceto" le produce alguna expectativa?

No tengo ninguna expectativa, aunque pienso que la van a ver más personas que antes.

¿Qué le genera que la gente lo mire como si fuera un dios?

(Carcajadas.) Tranquilidad por saber que te quieren. Es gratificante esto de pasar por la vida y palpar que algo dejaste.

¿Qué es más importante para usted: que lo aprecien o que valoren su trabajo?

Sentirme querido; lo otro es un regalo de Dios.
Se interrumpe la charla. Llega Pepe Albistur, secretario de Medios de la Nación. "¡Qué mirás! ¿Me ves muy hecho mierda?", pregunta Favio sonriendo.
El director vuelve a ponerse de pie con esfuerzo. Su salud es delicada: padece polineuritis melaminosa, una enfermedad que ataca los músculos y causa la pérdida de sensibilidad, que se suma a una crónica hepatitis C. Pero Dios es su vía de escape, dice en el tercer contacto, desde su habitación del hotel, frente al mar. "Leo el Corán todos los días... Me ayuda en todo sentido: desde mi formación como hombre hasta observar mi vida".

¿Reza por su salud?

Sí, por supuesto.

¿Y? ¿Encuentra respuestas?

Sí, confío en que saldré adelante. Tengo voluntad para aferrarme a la vida, que es muy hermosa para ir dando lástima.

¿Siente que da lástima?

No, eso nunca. Por eso no se me verá quejarme, aunque tenga muchos dolores en las piernas. Pero es sólo una pierna. Sería jodido que me doliera el alma. Por suerte, todavía está intacta.

¿Y fuerte para pensar en la próxima película?

Ya tengo la idea en mi cabeza y la va a protagonizar una mujer. Pero no puedo adelantar más.

La Razón, 11 de noviembre de 2008, leer la nota completa

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