Los donantes reprobados, El Salvador

Prevalencia. Cada año se descartan cerca de 3 mil unidades de sangre debido a la presencia del VIH, Sífilis, Hepatitis B, Hepatitis C y Mal de Chagas Esta última es la principal infección detectada Tripanosoma cruzi, el parásito que produce el Mal de Chagas y que afecta en muchos casos el corazón, es el que más aparece entre las 80 mil personas que cada año donan su sangre a través de los hospitales públicos, el Militar, Seguro Social y la Cruz Roja.

Entre 1997 y 2007, un promedio de dos mil donantes han resultado descalificados luego que los análisis realizados a las bolsas de sangre revelaran la presencia de la infección.

En resumen, entre el dos y el cuatro por ciento de la sangre que han colectado los 31 bancos del país en la última década ha sido desechada por la presencia de anticuerpos que origina el parásito. Éste lo alberga una especie de chinche conocida como Triatoma dimidiata.

Ese insecto, que habita principalmente en paredes de adobe o rincones de las casas rurales, pica a la persona y en ese mismo sitio deposita el parásito a través de las heces.

El año pasado, 1,746 donantes fueron diagnosticados con esa enfermedad mediante las pruebas de laboratorio a que se somete la sangre antes de ser llevadas a los centros asistenciales para las transfusiones.

Vilma de Aguilar, jefa del Área Clínica del Laboratorio Central de Ministerio de Salud, dice que aunque la seroprevalencia del Tripanosoma cruzi ha bajado desde 1997, sigue siendo el agente infeccioso que más se detecta entre los donantes.

Lo más grave de esta infección es, según la doctora Graciela Echegoyén de Hernández, que la variedad del parásito presente en el país se aloje en el corazón porque destruye las fibras y termina produciendo una miocardiopatía (inflamación).

"El paciente que tiene una miocardía chagásica es un paciente inválido, no puede trabajar, se cansa y los medicamentos no recuperan el corazón porque la fibra ya se dañó", apunta de Hernández, hematóloga y además directora del Centro de Sangre de la Cruz Roja.

El doctor Rafael Cedillos, director del Centro de Investigaciones en Salud y Desarrollo de la Universidad de El Salvador (Censalud) dice que el parásito puede vivir en cualquier parte del organismo pero el mayor estrago lo ocasiona en el corazón.

"Esta enfermedad es silenciosa, se manifiesta a los 15 ó 20 años cuando el corazón está inflamado, incluso puede dañar el cerebro de un niño", agrega Cedillos.

Pese a ese riesgo Vilma de Aguilar dice que está documentado que sólo un 30 por ciento de los pacientes que dan positivos a esta enfermedad desarrollan una afección cardiaca.

El año pasado, el porcentaje de sangre infectada por este parásito ha sido del 2.17 por ciento, muy por arriba de los otros cuatro agentes analizados: Sífilis, virus del Sida (VIH), Hepatitis B y Hepatitis C.

"La Enfermedad de Chagas es por lo que se descarta la mayor cantidad de sangre (donada). Entonces, la diferencia de Chagas con respecto a otros agentes es grande", afirma de Aguilar.

Sólo el Centro de Sangre de la Cruz Roja reporta que de los 16 mil donantes anuales, un 3 por ciento (480 personas) padecen Chagas.

Expuestos

Hace seis años, el Censalud realizó con el financiamiento y apoyo técnico de l Agencia de Cooperación Japonesa (JICA) un estudio sobre la distribución del insecto vector en el país.

Parte de los resultados más relevantes fue que en la zona occidental había una fuerte presencia de la chinche. "Veinte de cada cien chinches encontradas estaban infestadas por el parásito Tripanoma cruzi", afirma el doctor Cedillos.

El estudio, que incluyó también toma de muestras en la población rural de esas localidades, determinó que ocho de cada cien adultos analizados dieron positivos a Chagas.

Kyoko Ota, coordinadora del Proyecto de Control de Chagas por parte del JICA, dice que el hecho de que un 3% de las donaciones de sangre que capta Cruz Roja resulten positivas a esta enfermedad es algo preocupante.

"Representa un número mayor que infecciones como el VIH, y sin embargo, es una enfermedad desconocida para la población. Es necesaria mucha educación para que la puedan prevenir", dice Ota.

A partir de ese estudio, se calculó que 1.5 millones de salvadoreños estarían expuestos a la infección.

Tanto la licenciada de Aguilar como la doctora de Hernández, coinciden en que dado que vivimos en un país endémico para infecciones como Chagas, se vuelve importante asegurar la calidad de las donaciones.

Las pruebas realizadas a las bolsas colectadas permiten detectar no sólo la presencia de Chagas sino de los otros cuatro agentes infecciosos. Debido a este control, se descartan cada año alrededor de 3 mil unidades (bolsas) de sangre, cuyo costo es de $150 mil.

Otros agentes

Vilma de Aguilar ve las pérdidas más desde el punto de vista de seguridad. "Sí, se deja de percibir esa sangre para los hospitales, pero imagínese lo que significaría no tener esos estándares de calidad", explica.

El país realiza un análisis del cien por ciento del líquido colectado a fin de asegurar la calidad del mismo. Ese proceso ha asegurado, según de Aguilar, que desde 1990 no se registre ninguna transmisión de estas enfermedades por la vía de la transfusión.

"Además de estas pruebas (para los cinco agentes infecciosos) tenemos la técnica del fraccionamiento, que se hace desde hace cuatro años. Éste permite quitar los leucocitos (glóbulos blancos) que es donde se alojan, más que todo virus", afirma de Aguilar.

Este fraccionamiento permite un mayor aprovechamiento porque se le extrae a cada unidad cuatro componentes: plaquetas, plasma, glóbulos rojos y crioprecipitados.

Las plaquetas, por ejemplo, son destinadas a pacientes afectados por infecciones como el dengue, mientras que el de crioprecipitados para pacientes hemofílicos (que no coagulan la sangre).

"A medida que se va fraccionando más la sangre se tiene mayor capacidad de favorecer a más pacientes", dice de Aguilar.

Ese proceso de tamizar la sangre es parte del control de calidad que realizan todos los bancos de sangre del país. En los laboratorios de la Cruz Roja, por ejemplo, esa es una tarea diaria.

La doctora Echegoyén de Hernández, dice que ese control inicia desde la selección del donante. De allí que la entrevista médica previa a la extracción de sangre, sea clave para descalificar a personas que tengan o hayan tenido infecciones de transmisión sexual, Hepatitis, picaduras de chinches o varias parejas sexuales.

"De los 20 mil donantes que vienen y se inscriben cada año no todos califican necesariamente. Pero hay personas que no recuerdan nada y están aparentemente sanas, a esas que califican se les hace la prueba", afirma la doctora de Hernández.

La sangre donada también es sometida a exámenes de inmunohematología que incluye tipeo, detección de anticuerpos irregulares, que son parte del proceso de calidad.

El Salvador 16 de Julio de 2007

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