Cura de la hepatitis C

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La hepatitis C, curable
Detectarla en forma temprana, garantía para la recuperación

"Tiene hepatitis C, pero puede curarse", dice el gastroenterólogo a María Luisa, abogada con tres hijos adultos, que recientemente supo que tenía anticuerpos de esta enfermedad al hacerse una prueba para determinar si podía donar sangre a su mamá.
La segunda parte de la frase del médico la devolvió a la vida a la mujer, después de que la noticia de la enfermedad le cayera como una sentencia de muerte.

A pesar de los avances en la lucha contra esta enfermedad, la posibilidad de curación no es muy conocida entre médicos y pacientes. Muchos siguen pensando que es sinónimo de muerte.

Detección temprana

"A diferencia de otras enfermedades crónico-degenerativas, este mal puede curarse si se detecta en etapas tempranas", señala el doctor Isidro Vázquez Ávila, gastroenterólogo de la Unidad Médica de Alta Especialidad del Centro Médico "Lic. Ignacio García Téllez" del IMSS.

"La detección se hace mediante una prueba sanguínea, que busca la presencia de anticuerpos que actúan contra el virus. Si resulta positiva, hay que hacer otras pruebas más específicas para confirmar y determinar su genotipo y definir el tratamiento", agrega.

Descubrimiento fortuito Por lo común, el paciente descubre en forma fortuita que padece la enfermedad, al hacerse exámenes de sangre para ver si puede donar y por otros motivos.

El especialista indica que una de las características de esta enfermedad es que permanece latente por muchos años, en promedio dos décadas, sin que produzca algún síntoma, pero sí causando daños al hígado hasta llevarlo a una cirrosis.

"Por eso no es conveniente esperar a que por casualidad se detecte; lo mejor es que si la persona tiene algún factor de riesgo por el que pueda padecer la enfermedad, acuda a su médico para hacerse un examen", añade.

A considerar Los factores de riesgo son:

"La Hepatitis C se contagia al entrar en contacto con sangre contaminada, no por abrazo, besos o compartir platos, vasos y cubiertos. La trasmisión por vía sexual o de madre a hijo en el parto es muy baja", comenta.

Después de su periodo latente, el mal comienza a mostrarse con síntomas inespecíficos, como fatiga, cansancio, falta de ánimo (que a veces se confunde con depresión), disminución de plaquetas sanguíneas, que se manifiesta con moretones. En casos avanzados, con signos de hepatitis crónica o cirrosis, como piel amarilla o sangrados."” Eric González Martín.

Excelente nota Diario de Yucatan, 22 de mayo de 2007

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