La acusada es una toxicómana enferma de hepatitis y sida - El menor tuvo que ser sometido a un duro tratamiento médico y controles periódicos
Además de la pena de cárcel, la mujer, de 30 años de edad y que también sufre un trastorno mental, ha sido condenada a someterse a tratamiento ambulatorio por un periodo de un año y seis meses como medida de seguridad. El juez también le ha impuesto una indemnización en favor de la víctima de 2.160 euros.
La imputada confesó los hechos y se declaró culpable ayer por la mañana ante el magistrado del juzgado de lo penal número 4 de Palma. El juez le impuso un año y medio de prisión por un delito de lesiones y, como medida de seguridad, que se someta a tratamiento ambulatorio por el mismo periodo de tiempo.
El juzgado ha apreciado la circunstancia atenuante eximente incompleta de trastorno mental. Además, cuando ocurrió la agresión, la mujer padecía una grave adicción a sustancias estupefacientes que disminuían, sin anular, su capacidad intelectiva y volitiva, según la fiscalía.
Julio de 2005
Los hechos se remontan al verano de 2005. El pasado 26 de julio de ese año, aproximadamente a las tres de la tarde, la acusada entró en un bar situado en la calle Cardenal Rossell, en el barrio del Coll d'en Rabassa, en Palma y empezó a discutir con la propietaria del establecimiento.
La dueña del local invitó a la sospechosa a que abandonara el lugar, momento que aprovechó la imputada para esgrimir una jeringuilla hipodérmica, según la tesis del ministerio público. Acto seguido, la agresora atacó por sorpresa a un niño de nueve años que se encontraba en el establecimiento junto con su padre. La mujer pinchó en la espalda al menor con la jeringuilla y le produjo una pequeña herida, sin que en un primer momento nadie se llegara a percatar de la lesión.
La atacante es una persona drogodependiente que padece graves enfermedades transmisibles como el VIH y hepatitis, según la fiscalía. Por ello, el niño tuvo que ser asistido mediante profilaxis antiviral y le suministraron medicación muy agresiva con potenciales contraindicaciones. Esta situación se prolongó durante un tiempo y la víctima tardó en curar 60 días, según la acusación.
El menor precisó diversas asistencias médicas y controles analíticos periódicos para que los médicos descartaran que se hubiera contagiado. Los especialistas finalmente no detectaron ninguna infección como consecuencia de la agresión. La acusada sufre también un trastorno mental.
Diario de Mallorca - 18 de febrero de 2011 - nota completa