Alteraciones neurológicas en pacientes con cirrosis hepática.

València, 26 oct (EFE).- Un estudio realizado por el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) y el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico de València (Incliva) ha identificado cambios en el sistema inmune que estarían relacionados con alteraciones neurológicas en pacientes con cirrosis hepática.

Según informa la Generalitat, en el estudio han participado los investigadores de la Unidad Mixta de Investigación en Deterioro Neurológico Vicente Felipo y Carmina Montoliu, con la colaboración del departamento de Digestivo de los hospitales Clínico y Arnau de Vilanova.

Felipo ha comentado que los cambios inmunológicos específicos "serían los que dispararían la aparición de las alteraciones neurológicas" en los pacientes con cirrosis hepática.

Montoliu ha añadido que el análisis de estos cambios permitiría un diagnóstico más temprano de la encefalopatía hepática mínima (EHM) "con el fin de prevenir o retrasar su avance y mejorar la calidad y la esperanza de vida de los pacientes".

Los investigadores han estudiado las alteraciones en los sistemas inmunes, innato y adaptativo, a través de 187 pacientes con la enfermedad y 98 voluntarios sanos.

El estudio parte de la hipótesis de que la aparición de la EHM en los enfermos estaría relacionada con cambios cualitativos específicos en la inflamación periférica y en el inmunofenotipo.

Estas personas sufrirían déficit de atención, un movimiento psicomotor más lento, un deterioro cognitivo leve y alteraciones de la coordinación motora que provocarían un deterioro y una disminución de su calidad de vida.

Según han indicado, cada vez hay más pruebas de que las enfermedades asociadas a una inflamación crónica conducen al deterioro neurológico que da lugar a diversas alteraciones cognitivas y motoras.

En el caso de la inflamación periférica puede ocasionar alteraciones cognitivas en diferentes enfermedades como la diabetes, la artritis reumatoide, la obesidad o la enfermedad renal crónica.

También contribuye al deterioro cognitivo postoperatorio, al envejecimiento y a algunas enfermedades mentales y neurodegenerativas como la esquizofrenia o el alzheimer. EFE

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