En 2008 se realizaron 473 trasplantes de órganos en Venezuela

Venezuela - Cuando Emiliani tenía dos meses de nacida, el sol del Zulia la besaba todos los días y ella seguía amarilla. Se sabía que no era la típica ictericia infantil, pero los médicos de San Timoteo, su pueblo, no atinaban con la patología. Viajando con la niña a cuestas, los padres lograron el diagnóstico correcto: la pequeña sufría de atresia de vías biliares.

En Carúpano, al otro lado del país, Auralis llevaba 15 años -toda su vida- luchando contra su hígado. A los tres meses la operaron también de atresia biliar y a los cuatro años comenzó un terrible viacrucis por quirófanos infantiles, a los que ingresó 23 veces en once años.

Las dos, después de años de síntomas terribles, de vivir con un tono verdoso en la piel, de hinchazones e intervenciones quirúrgicas, llevan una vida casi normal, aunque deben tomar medicinas y acudir a chequeo médico de vez en cuando. A ambas les hicieron un trasplante de hígado. Emiliani, que hoy tiene 11 años, fue la primera niña a la que el médico Pedro Rivas, director del Programa Metropolitano de H'ígado y presidente de la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (ONTV), le realizó esa operación en Venezuela. Fue el 19 de abril de 2005. Desde ese día, 19 niños han sustituido, exitosamente, su propio hígado por otro ajeno.

En Venezuela, en 2008 y según cifras de la ONTV, se realizaron 473 trasplantes de órganos: 10 de ellos fueron de hígado, 110 de córnea, 278 de riñón y 75 de médula ósea. Esos números representan vidas salvadas y esperanzas cumplidas. Pero para hacer un trasplante debe haber un donante. En este aspecto Venezuela aún no logra las metas.

El sistema de procura de órganos y tejidos, que conduce la Ontv, registró en 2008 una tasa de 3,3 donantes por cada millón de habitantes. Esto es 8,3% menos que lo reportado en 2007. Los donantes voluntarios alcanzaron la cifra de 3.050, en 2008.

Auralis, a quien le hicieron el trasplante hace seis meses, tiene todas las actitudes de una sana chica de 16 años: se maquilla un poco los ojos, se peina con una coqueta cola y ya piensa en su graduación de bachiller, que será en julio. Habla detrás de la mascarilla que debe usar durante un año: "Quería estudiar Ingeniería de gas, pero no puedo porque sería trabajar con químicos y debo cuidarme, así que voy a aplicar para recursos humanos. Pero no me importa. Yo estoy viviendo de nuevo".

EL UNIVERSAL - Giuliana Chiappe - 04 de enero de 2009 - Leer la nota completa

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