Esperando un trasplante por una hepatitis C

Cuando la vida depende de una lista de espera...

Marco Antonio Raigoza, acompañado de su esposa Belinda, no pierde la esperanza de lograr el trasplante de un hígado, que le salvaría su vida. En Zacatecas, hace varios años lo desahuciaron; no le pronosticaron más de un año de vida: "A mí me dijo el último médico que vi: 'no tienes solución', pero aquí sigo".

Zacatecas, Zacatecas.- Aunque nunca fue alcohólico, Marco Antonio Raigoza Ávila sufre de cirrosis hepática. Ahora su única esperanza para recuperar la salud, es recibir un trasplante de hígado: ahora es uno de los tantos zacatecanos cuyo destino depende de una lista de espera.

Su enfermedad es producto de la hepatitis C, "y no por tomar mucho vino", como mucha gente cree al escuchar la palabra "cirrosis". Su contagio ocurrió en el consultorio de un dentista que no tuvo la precaución de mantener limpio su instrumental. Probablemente hubo muchos otros infectados en su mismo consultorio.

Hace cinco años le diagnosticaron la cirrosis. Al platicar con este medio de comunicación, Antonio lamenta que todavía -incluso dentro del ámbito médico- existe mucha ignorancia con relación a su enfermedad.

En Zacatecas, hace varios años lo desahuciaron; no le pronosticaron más de un año de vida: "A mí me dijo el último médico que vi: 'no tienes solución', pero aquí sigo". Contra los pronósticos, este joven zacatecano sigue en pie de lucha.

Aun ante su grave enfermedad, Antonio trata de mantenerse lo más saludable posible, porque si su condición está muy deteriorada, no sería candidato para recibir un órgano.

Luego de toda la investigación realizada desde que se enteró de su padecimiento, en la que ha consultado a decenas de especialistas y fuentes bibliográficas de expertos de varios países, advirtió que la hepatitis "C" será una epidemia de alcances tan graves como el SIDA.

"Otra similitud con el SIDA -comenta- es que también se contagia mediante la sangre, con el uso de jeringas o con las perforaciones que los jóvenes se realizan por moda, en diversas partes de su cuerpo".

La mayor parte su tratamiento lo ha recibido gracias al ISSSTE, del cual es derechohabiente. Para no perder su seguro médico, ha tenido que esforzarse aun más en el ámbito laboral y entonces no quedarse desempleado, sin importar las limitaciones que le impone su enfermedad.

Lamentablemente algunos de sus jefes en la institución educativa en la que labora, no han comprendido que su enfermedad, la cirrosis, no surgió por ser "borracho", sino que fue producto de una infección.

POCOS TRASPLANTES, MUCHAS ESPERANZAS

Un gran porcentaje de personas que sufren el mismo problema que Antonio, fallecen porque reciben el tratamiento hasta que la enfermedad está muy avanzada.

Antonio dijo que durante el año pasado se efectuaron a nivel nacional dentro del ISSSTE, solamente cinco trasplantes de hígado. La lista de espera actual en la misma institución es de entre 55 y 60 pacientes. En el 2008 han sido 8 los trasplantados.

Antonio hace cuentas, matemáticamente requiere de 8 años para que por fin le toque la oportunidad de ser intervenido quirúrgicamente y entonces recibir el órgano que necesita para salvar su vida.

Opinó que existe muy poca cultura de la donación. Incluso cuando en vida, el individuo decide regalar su órgano en caso de sufrir un accidente, muchas veces la familia no respeta esa decisión y finalmente no dan su consentimiento para la extracción de uno o varios órganos.

Otra condición que disminuye la cantidad de trasplantes que se realizan en México, son las complicaciones logísticas: "Los órganos se echan a perder incluso en cuestión de horas, se requiere de mucha organización y no se hace por falta de recursos".

El costo de un trasplante de hígado va de 650 mil a un millón de pesos, sin olvidar que se debe mantener un tratamiento de por vida que anualmente implica un desembolso de 120 mil pesos.

Con agradecimiento, Antonio reconoció todo el apoyo que ha recibido por parte del ISSSTE.

LA AYUDA DE LA FAMILIA

Belinda Cafarel de Raigoza, ha sido la mayor ayuda en los tiempos difíciles. Es esposa de Antonio y cumple a cabalidad esa parte del juramento que dice: "amarse y respetarse en la salud y en la enfermedad".

"Ella es mi todo", indica mientras abraza a su compañera de vida. Recordó los momentos más difíciles, esos en los que la esperanza no existe: "Ahorita ya puedo hablar de esto, ya lo acepto un poco más; pero cuando te dan el diagnóstico, es horrible, te llenas de depresión (...) mi esposa me ha aguantado muchísimo".

El apoyo también ha llegado de varias instituciones y médicos destacados, como la doctora Alma Laura Zetina Ladrón de Guevara, especialista en esa enfermedad hepática. También el Consejo Estatal de Trasplantes (Coetra) ha sido de ayuda.

Por último, Antonio envió un mensaje para la gente que se encuentra en medio de una prueba igual de complicada: "No se sientan solos, siempre hay ayuda".

El Sol de Zacatecas - Raúl García - 22de diciembre de 2008 - Leer la nota completa

Salir de la versión móvil