- Debemos quitarles algo, ¿Pero qué les quitamos? Después de mucho pensar uno de ellos dijo:
- ¡Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad. Pero el problema va ser donde esconderla para que no la encuentren jamás.
Propuso el primero: - "Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo".
A lo que inmediatamente repuso otro:
- No, recuerda que les dimos fuerza. Alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde está.
Luego propuso otro:
- Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar.
Y otro contestó:
- No. Recuerda que les dimos curiosidad. Alguna vez alguien construirá una esquina por la que pueda entrar y bajar y entonces la encontrará.
Uno más dijo:
- Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra.
Y le dijeron:
- No. Recuerda que les dimos inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la va a descubrir. Entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros.
El último de ellos era un Dios que había permanecido en silencio,escuchando cada una de las propuestas de los demás dioses. Analizó en silencio cada una de ellas y entonces rompió el silencio y dijo:
- Creo saber donde ponerla para que realmente nunca la encuentren.
Todos voltearon asombrados y preguntaron al Unísono:
- ¿Dónde?
- La esconderemos dentro de ellos mismos. Estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán.
Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces ha sido así:
"El hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo..."
Envíado por Hugo Rivamontan